Que bueno es recordar momentos que vivimos en Oruro en la década del 50, linda ciudad, sus calles limpias, aceras expeditas para los transeúntes, lujosos escaparates, una plaza principal que adornaba a nuestra ciudad, micros y colectivos que tenían un lugar indicado para recoger a pasajeros sin causar perjuicio, no teníamos semáforos pero existía un verdadero orden en el tráfico vehicular, en las calles no se veían vendedores de comida y de otros, teníamos conteiners para poder depositar la basura, sus calzadas y aceras en buenas condiciones, nuestras plazuelas bien cuidadas.
Fiestas que se caracterizaban por empezar a Hrs. 20:00 y tenían un feliz terminar a la 1 de la madrugada máximo.
Se consumían bebidas alcohólicas, pero con mucha prudencia, al terminar las fiestas podíamos encontrar los rostros asados que se constituyeron, en una tradición de nuestro querido Oruro.
Se bailaba por el espacio de cuatro a cinco horas, hasta quedar exhaustos pero satisfechos y sin problemas.
Cómo no recordar la tradicional Mascarada del Can, fiesta que recordamos con ganas que vuelva. A esta fiesta se ingresaba con invitación y sobre todo bien disfrazado ya en grupo o en forma individual, quienes después de la calificación de un jurado, recibían premios otorgados por empresas de nuestra ciudad y casas comerciales, ¡que fiesta! y ¡que premios!.
Hoy 2010, parece que a Oruro no llegó los verdaderos adelantos y que en vez de adelantar hubiésemos retrocedido decenas de años.
Parece una ciudad abandonada que no tuviera autoridades de ninguna índole, tenemos la Plaza Principal convertida en un mercado y en algunas oportunidades convertida en un bar abierto a la luz de la luna, donde todo el mundo realiza sus necesidades fisiológicas sin tener el menor respeto ni tener un poquito de pudor, dejando esos lugares llenos de asquerosidades. Convertido en un pueblo, porque en algunas esquinas de nuestra querida ciudad, vemos con mucha pena asentados puestos de venta de comidas y otros que ponen en riesgo la seguridad física de los transeúntes.
Para el colmo existen casas comerciales que colocan los conos amarillos de tránsito frente a sus negocios, nos preguntamos tendrán la respectiva autorización, perjudicando el tráfico vehicular y poniendo en riesgo a los ciudadanos, sin ninguna consideración y sobre todo sin respeto.
Se han colocado semáforos, consideramos con el propósito de poner orden en el tráfico vehicular, pero vemos que en lugar de ser una ayuda se han convertido en un perjuicio total, porque están mal ubicados y mal cronometrados y lo más gracioso es que el organismo operativo de tránsito coloca agentes de parada precisamente en las esquinas donde existen semáforos y no donde más se los necesita.
Se han pintado las calles con diferentes señalizaciones y en varios lugares, consideramos que es un gasto inútil porque nadie respeta las normas de tránsito.
Lo primero que se debería hacer es educar a quienes van a conducir vehículos y no dar las licencias de conductor alegremente y a cualquiera.
Debe otorgarse esta licencia, después de rendir un examen, tanto práctico como teórico como se lo hacía antes.
Se ven bien los taxis con sus franjas amarillas, pero ¿darán la seguridad del caso?, Nos parece que se obligó para diferenciarlos de las movilidades particulares.
En su momento sugerimos que las taxis debían identificarse con una numeración correlativa, la misma que se debía colocar tanto en el capot como en las puertas laterales, dando seguridad de esta manera al usuario como también al conductor, facilitando a tránsito su rápida identificación, en caso de asaltos y otros accidentes.
Es preocupante que los minibuses y microbuses no tengan un lugar determinado para recoger pasajeros y que pena que los choferes no tengan un poquito de educación.
El parque automotor ha aumentado considerablemente, y nos damos cuenta que no sabemos manejar, porque todos nos creemos dueños de la calzada colocándonos al centro de la misma, ocasionando problemas en los demás conductores sin tener consideración por los demás.
¡Que decir de los días miércoles y sábados!, si bien reconocemos que el mercado que se instala en el sector oeste de nuestra ciudad, reporta un movimiento económico considerable para Oruro, debería ser motivo de un estudio por parte de las autoridades correspondientes, para dotarles de un espacio de terreno (predios de lo que fue la fundición Peró), para que nuestros hermanos comerciantes tengan todas las comodidades del caso ( lugares de desembarque, comedores, centro sanitario ,cuidado policial y otros), así poder exponer su mercadería en mejores condiciones y no sólo los días sábados y miércoles sino toda la semana, sin perjudicarse ellos, ni perjudicar al resto de la ciudad.
Nuestra Avenida Cívica donde se realiza una serie de actos cívicos, culturales, religiosos, políticos, es el lugar más abandonado de nuestra ciudad, esta muy deteriorado, se encuentra muy sucio y se ha convertido en un lugar de expendio de bebidas y comidas y lo peor es que todos los que vienen dejan un basural, tanto los que venden como los que consumen.
La Avenida Cívica se constituye en la representación de nuestro querido Oruro, debemos exigir a nuestras autoridades que se la conserve con las características que se mostraba en años pasados.
Que decir de nuestro monumental Jesús Bermúdez, se ha hecho tanta inversión y realmente no se ve mucho de bueno, ojalá que quienes tengan que estar al cuidado de nuestro campo deportivo, se preocupen un poco más, para no ser criticados por nuestros hermanos del interior.
Con estas reflexiones, quiero llegar a nuestras autoridades recientemente elegidas, con el objeto de que Oruro vuelva a ser lo que fue antes.
Cuidado que si nos descuidamos estemos llorando como plañideras, lo que como hombres no supimos defender. “Viva Oruro”
(*) Odontólogo
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