El solo anuncio de una elevación de precios en las tarifas del transporte genera profunda preocupación en la ciudadanía, sabiendo por experiencias anteriores que el resultado de ese incremento se convierte en una espiral de precios siempre en ascenso muy difícil de parar, lo que puede influir de manera final en una galopante inflación económica.
Si bien es cierto que el sector transporte y particularmente en Oruro no ha incrementado sus tarifas hace tiempo, también es evidente que se trata de la ciudad con los tramos más cortos para cumplir servicios, que además tiene una topografía que no exige mayores esfuerzos a las máquinas de trufis, autos o micros del servicio público, pero que a cierta hora de la noche de manera totalmente arbitraria suspenden servicios y sólo cumplen la mitad de su recorrido, lo que significa implícitamente un ahorro de combustible y una ganancia extra en un periodo de labores diarias.
Los justificativos no son precisamente esos, hay un hecho evidente y es que la canasta familiar absolutamente para todos los sectores ha sufrido una distorsión difícilmente subsanable por la diferencia existente entre los precios de productos en el mercado y los salarios vigentes.
El aumento salarial propuesto por el gobierno del 5 % fue rechazado y en la actualidad está todavía en análisis de varios sectores, aunque en la otra parte que corresponde por ejemplo a los transportistas, el anuncio sirve para pedir una nivelación de tarifas, que en el orden socio-económico debería servir a todos quienes perciben ingresos para el sustento diario de sus familias, por supuesto con una escala que se ajuste al modelo sugerido “inversamente proporcional”, es decir quienes ganan menos, tienen más aumento y los de sueldos altos, como aquellos que rigen en el poder ejecutivo, tendrán mínimo incremento salarial.
Volviendo específicamente al caso del transporte y el peligro de que se desate una espiral inflacionaria por el incremento de tarifas es necesario que se busquen alternativas para compensar las tarifas de transporte sin que el efecto de tal medida se sienta a su vez en la economía de los usuarios.
Primero que nada, sería muy difícil pensar en admitir un aumento que está en una marca del 50% o más, sería demasiado, pero es posible que se negocie una especie de redondeo a las actualmente vigentes.
Sin embargo una sugerencia en el mismo gremio del transporte es que puedan disponerse medidas especiales para rebajar costos en la exportación de algunos repuestos, el caso de las llantas, baterías y otros que al costar menos abaratarían los gastos de mantenimiento vehicular para evitar elevación en los precios regulares.
Se trata de buscar ideas creativas, inclusive se podrían establecer algunas en el orden tributario, después de ciertos estudios que sean aprobados y que en su aplicación tampoco afecten, por ejemplo la economía municipal, pero que de manera específica favorezcan a la economía popular. Hay varias opciones para negociar con el ramo del transporte, lo necesario es que exista una opción de diálogo entre dirigentes y autoridades responsables. Esa es la idea.
Fuente: LA PATRIA
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