Por: Valeria Perasso - BBC Mundo, enviada especial a Paraguay
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El gobierno de Paraguay repartió afiches con 25 rostros y una leyenda: "Buscados", impresa en letras rojas y acompañada de una oferta de 500 millones de guaraníes (unos $us. 100.000) por "cualquier información útil que lleve a la captura".
Los "buscados" son los presuntos integrantes del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo, conocido por sus siglas EPP, una organización delictiva sindicada por varios sectores de la sociedad paraguaya como una guerrilla izquierdista que aspira a tomar el poder por las armas.
Las autoridades jugaron con el acrónimo para ganar la adhesión de la ciudadanía en su persecución, mediante un descomunal despliegue policial y militar: el EPP, dicen, son los "Enemigos del Pueblo Paraguayo".
Pero, ¿quiénes son los presuntos criminales en fuga? Poco se sabe. Algunos de ellos integrarían la cúpula operativa, mientras que otros son señalados como parte de la "red de apoyo logístico", una categoría que incluye desde dar albergue a los perseguidos hasta proveer comida o traficar armas. Se dice que ninguno tiene más de 32 años de edad.
Osvaldo Villalba, el primero en la lista, es considerado como el comandante del EPP, según le dijo a BBC Mundo la fiscal Sandra Quiñónez, de la Unidad Antisecuestro del Ministerio Público. Conocido por el alias Comandante Alexander, es secundado por el presunto subcomandante Manuel Cristaldo Mieres, también prófugo.
Ambos están acusados de ejecutar los secuestros de los ganaderos Luis Lindstron y Fidel Zavala y del asesinato de cuatro personas en una emboscada en la región norteña de Concepción, hace menos de un mes.
Entre los magros resultados que alcanzó hasta ahora el operativo Py´aguapy, se cuenta la detención de Julián de Jesús Ortiz Achucarro, presunto miembro de la red de apoyo, hallado en una finca donde trabajaba como peón.
Menos exitosa resultó la épica maniobra policial por dar con Severiano Martínez, al que se señala como cuarto en la orden de mando. Herido de bala y sin botas, según los voceros de la Policía Especializada (FOPE), fue cercado durante varios días por agentes de élite en el Chaco paraguayo, pero logró escabullirse.
Modus operandi
No son muchas, pero sí resonantes, las acciones que se le adjudican al EPP.
Además de un fallido ataque con bomba y los asaltos y quemas de un destacamento militar y una comisaría, el EPP parece haber hecho de los secuestros su principal modus operandi.
Los ganaderos Luis Lindstron, en julio de 2008, y Fidel Zavala, retenido por 94 días hasta su liberación en enero de 2010, fueron presuntamente víctimas de las maniobras por las que la organización hace "acumulación de recursos" para financiarse y expandirse.
Sin embargo, al EPP también se lo vincula con otros dos raptos ocurridos antes de que se conformara como grupo, en 2008: el secuestro de María Edith de Debernardi, esposa de un poderoso empresario, en 2001, y el de Cecilia Cubas, la hija de un ex presidente que murió durante el cautiverio entre 2004 y 2005.
La Justicia paraguaya adjudicó estos hechos a integrantes del minoritario partido Patria Libre, del que el EPP sería una escisión.
Las autoridades aseguran, además, que la actual organización sindicada como guerrillera tiene lazos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de quienes --según la Fiscalía-- habrían aprendido tácticas y estrategias para sus secuestros y otras acciones intimidatorias.
Por eso, entre los 25 "más buscados" figuran también los colombianos Rodrigo Granda y Orley Jurado Palomino, sobre quienes Paraguay ha emitido una orden de captura, porque se les vincula con el EPP.
VOCERA EN PRISIÓN
Por el secuestro de Debernardi se encuentra condenada la única portavoz que el EPP ha mostrado hasta la fecha: Carmen Villalba, hermana mayor del "Comandante Alexander", presa desde 2005. Una líder con poco campo de acción: el que le dejan las rejas y las restricciones penitenciarias.
Desde la cárcel del Buen Pastor, en Asunción, la mujer ha reivindicado las acciones guerrilleras y el carácter marxista-leninista del Ejército popular.
"Hay que destruir todo y volver a construir una república socialista, es la única solución para el país", proclamó ante los medios, en 2008. Luego, atribuyó a su formación un atentado contra el Poder Judicial en 2009.
Desde entonces, las autoridades carcelarias han prohibido a Villalba dar declaraciones a la prensa, por considerar que sus palabras son una "incitación a la violencia".
"Nos pesa tener que restringir el derecho a la libre expresión de una persona, pero preferimos asumir el costo político de esta decisión porque en sus últimas declaraciones ha llamado a sublevarse en las cárceles y a matar a todos los ricos", expresó a BBC Mundo la directora de Institutos Penales, Olga Blanco, ante una solicitud de entrevista con la autoproclamada vocera tras las rejas.
Hay, además, otras 14 personas detenidas por supuesto apoyo logístico, como otro de los hermanos Villalba, José, y el campesino Sindulfo Agüero.
Según la Fiscalía, las sospechas se basan en contactos telefónicos con los captores del ganadero Lindstron, aunque no existen grabaciones del contenido de tales llamadas.
"Comunicarse no es un hecho punible y no existen otros elementos probatorios que los vinculen con los secuestradores", reclama María José Durán, abogada de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy), responsable de su defensa.
En junio se decidirá su suerte: hasta entonces tiene la Fiscalía para presentar acusaciones e intentar desentrañar las redes que circundan al elusivo EPP.
Fuente: LA PATRIA
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