¿Quién sirve a quién?

La pesada burocracia en todo el sistema de la "administración pública" para generalizar de ese modo todas las actividades que se cumplen en la enorme cadena del aparato estatal y se extiende del centro de operaciones en la denominada sede gubernamental, a todas sus representaciones distritales y en todos los niveles visibles y algunos mimetizados en la figura de una administración supuestamente independiente, que en realidad no existe porque el uso de los recursos públicos, del modo que se los maneje, son de la colectividad y por lo mismo deben ser celosa y cuidadosamente gastados.

Todos los que prestan servicios en la administración pública, son funcionarios públicos, valga la redundancia, sólo acomodados en diferentes niveles de la pirámide estructural en cada dependencia, sean los ministerios, las entidades municipales, las gobernaciones, las dependencias de ciertos servicios, la aduana, los sistemas policiales y de las FF.AA., en realidad allí donde la percepción de sueldos corresponde a los fondos estatales.

Bajo este esquema en el que funciona nuestra administración nacional y la que luego se transfiere en montos y obligaciones a las dependencias operativas de los servicios públicos en cada distrito, está claro y el modelo persiste, para que de una buena vez, se entienda que desde los altos ejecutivos hasta los más sencillos funcionarios, son empleados de la ciudadanía, a la que deben brindar su mayor atención, sabiendo que del sacrificio colectivo, de la gente que paga impuestos, de la que es referente poblacional para la distribución de asignaciones del Estado, dependerá siempre el sustento del enorme contingente de empleados públicos y sus familiares, un sector que en los últimos años ha crecido desmesuradamente.

El hecho es que la ciudadanía sigue sufriendo el mal trato de los funcionarios públicos, los de base y el desplante de los temporales ejecutivos que una vez establecidos en los cargos oficiales, olvidan su condición de empleados al servicio del pueblo y de ningún modo a la inversa, como sucede en circunstancias recurrentes, cuando los servidores públicos olvidan su principal responsabilidad de atender eficientemente a quienes generan sus salarios.

Algunas autoridades de rango superior, con cierta práctica de soberbia indisimulada, maltratan a ciudadanos que no están en una misma línea de consecuencia partidaria, queriendo ignorar que de todos modos y como se produzca el movimiento del aparato burocrático de la administración pública, los sueldos provienen en el mayor porcentaje del uso de los fondos públicos y estos son recursos del pueblo administrados circunstancialmente por eventuales empleados, que en el mejor de los casos debieran demostrar seriedad, eficiencia y también calidad y calidez en su relación con la ciudadanía.

Fuente: LA PATRIA