La elección del Defensor del Pueblo ha provocado una polémica que está lejos de terminar, la que consiste en la contradicción Estado-ciudadanos. Don Evo, y su Vice-Presidente, han proclamado que el actual Defensor del Pueblo, Rolando Villena, debe defender al Estado tanto como al hombre y mujer de a pie.
Cuando se organizó la figura del Defensor del Pueblo, en Europa, se creía que el respeto a la palabra era Ley. Esa instancia se convirtió en una estructura prácticamente sagrada y el MAS, en función de gobierno nacional, la degeneró eligiendo, gracias a su mayoría relativa, a un instrumento de su negación revolucionaria, a un hombre servil a un proyecto totalitario.
Ahora, hoy en Bolivia, expresar un pensamiento había sido delito. Pero, la democracia participativa, desde la lucha contra las dictaduras militares y civiles, implica el derecho a la verdad, el criterio fundamental de opinar, por más errada que pueda ser la verdad, en eso radica la esencia de la democracia desde Atenas, independientemente de su color o figura. Y el Vicepresidente es estalinista aunque no crea en ese oscuro político, porque se identifica con su historia y con sus objetivos, tan turbios que dan pena.
El Defensor del Pueblo se creó para proteger al ciudadano del abuso del Estado. Y es una mistificación absurda asumir que el Estado boliviano, per se, ha dejado de ser oligárquico cuando los dueños del poder se reciclan continuamente. Es imposible que sea popular, como lo dice Don Álvaro García Linera, y, peor todavía, revolucionario, no Él, sino su concepción.
Ese Estado encarna el ejemplo, y la reproducción, del “termidor revolucionario” de un proceso que se desarrolló en Francia a fines del Siglo XIX en el peor ejemplo de Robespierre, el criminal impertérrito, el autor de crímenes sin nombre ni apellido, hecho que menciona con lujo de detalles el actual Vicepresidente, un excelente matemático, pero mejor sociólogo. Su picardía es notable ya que hace una perversión del acto revolucionario. Recupera las más tergiversadas expresiones de falsificación de la teoría de los precursores del cambio, haciéndolos ver como “obra de la oposición de derecha”, la que ya está en su ataúd, es casi cadáver.
La derecha solamente existe para justificar un proyecto autoritario que pretende, no lo logrará, prescribir la idea pura de la libertad de opinión en el sentido de Maquiavelo. No obstante, Don Álvaro, el Segundo Mandatario de Bolivia, está cometiendo un serio error ya que se está enfrentando con su base social, sindicatos y organizaciones que hicieron a Evo Morales Ayma Presidente, acusándolos, en términos figurados, de “engendros de la oposición moribunda”.
Y Don Rolando Villena ya se ha manifestado plenamente, algo contrario a sus objetivos, expresión de puro oportunismo, por la defensa del estado burgués basado en la acumulación prebendal de la nueva oligarquía fascista. Y no se trata de las reivindicaciones salarialistas de un atrasado movimiento de los trabajadores que provoca la ira gubernamental. Si el actual gobierno planificara eficientemente la economía, si desarrollara gestión pulcra, entonces se justificaría su posición, la que no demuestra el manejo de YPFB.
El actual Defensor del Pueblo, contra sus principios cristianos, se ha equivocado, quizás lo haga por convicción, pero resulta difícil de creer. Este servidor público debería entender que está en su cargo para defender al “ciudadano de a pie”. El Estado, como instrumento de opresión, es tan fuerte, explicado por Marx hace casi 200 años, que no requiere ayuda adicional. La redención plena de la Humanidad vendrá, o llegará, solamente con la verdad auténtica, la que se exterioriza en la pureza del sentimiento de las personas nobles.
En síntesis, se ha elegido un Defensor del Pueblo sin los méritos suficientes y este hecho tendrá graves consecuencias para la gente. La “meritocracia” ha sufrido un grave revés y el MAS ha demostrado que es el mejor instrumento de las acciones de los partidos de derecha, que es heredero y reproductor de las peores acciones del MNR, ADN, MIR, UCS, NFR, esa derecha que tanto critican pero que es su hermana carnal.
Mas, en el “Manifiesto del Partido Comunista”, Marx y Éngels, al contrario de los movimientos populistas más parecidos a Getulio Vargas y Juan Domingo Perón como encarnación de la demagogia latinoamericana, muy propia del espíritu sanguíneo de los países de esta parte del continente, dijeron: “El comunismo no arrebata a nadie la facultad de apropiarse de los productos sociales; no quita más que el poder de sojuzgar por medio de esta apropiación el trabajo ajeno” (Editorial Progreso de la ex–URSS).
Y el MAS se apodera arbitrariamente de la consciencia, del espíritu transformador del proletariado moderno, o sea de la clase media, la porción, o clase si se quiere definir, destinada a transformar la sociedad porque es la única plebe ubicada, pero no cree, todavía, en su rol de conducir a la sociedad al futuro. Cuando lo haga será terrible su papel y estará destinada a transformar la sociedad.
(*) Politólogo
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