El racismo congénito de un etnocentrista

El viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, se ha acostumbrado reiteradamente a acusar de discriminadores a todos los enemigos de su partido y a amenazar a los que se niegan, por principios, a aprender por coerción una lengua llamada originaria, de las decenas que hay. Pretende que los candidatos a Presidente, vicepresidente y legisladores en 2019 deberán cumplir al menos cuatro requisitos para ser habilitados, entre ellos el cumplimiento del Servicio Militar efectivo y el hablar un idioma nativo, que no podrá ser certificado por cualquier entidad. Los bolivianos, los que estamos aferrados a una República de Bolivia democrática y no a un Estado Plurinacional con muchas sombras, rechazamos semejantes arbitrariedades.

El Presidente Evo Morales informó en varias oportunidades que cumplió con su Servicio Obligatorio Militar y que fue en ese tiempo que aprendió a amar a la Patria. La Patria no es una categoría errante destinada a ningunear a aquellos que, de acuerdo a su formación y convicciones, no están obligados a aprender un idioma, el que, además está destinado a desaparecer en función del desarrollo histórico.

Con mayor atrevimiento Cárdenas afirmó: "Nosotros hemos pedido informes a las Fuerzas Armadas para que nos informen y resulta que en Bolivia, el único presidente que ha hecho el Servicio Militar Obligatorio se llama Evo Morales, todos habían sido omisos, toditos no habían ido al cuartel, el Tuto, el Jaime Paz, el Goni (Gonzalo Sánchez de Lozada)", cuestionó. De qué sirve el cuartel si los militares de carrera se hacen maltratar penosamente por policías chilenos en pleno territorio boliviano y si al final los que defendieron la Patria en la Guerra del Chaco y en otras fueron civiles asimilados por principios irredentos.

La Constitución Política del Estado reconoce 36 idiomas y establece la obligatoriedad del funcionario público de hablar al menos dos idiomas oficiales. Este instrumento de opresión ni siquiera fue ampliamente consensuado, además de haber sido aprobado con graves irregularidades procedimentales y no puede ni debe significar la alienación de la población que no habla más que el castellano por su herencia cultural materna y paterna. Ahora, otra cosa diferente sería que este funcionario plantee un proceso de aprendizaje voluntario pagado por el Estado que tanto defiende.

El autor de este artículo, como lo ha expresado en distintas ocasiones, habla pulcramente el idioma ruso por sus necesidades de formación profesional y no lo ha olvidado después de casi 30 años de haber dejado su segunda Patria: la Unión Soviética. Si lo aprendió lo hizo de manera absolutamente voluntaria por la formación en un país extranjero y si ama la cultura rusa, al igual que la boliviana es por sus propias convicciones, no por imposiciones autoritarias de sujetos racistas.

Los atrevimientos de Félix Cárdenas se repiten sistemáticamente cuando ni el propio Presidente, que él tanto alaba, habla algún otro idioma aparte del castellano. Sus repetidas insolencias deben ser condenadas en el campo de las ideas porque impiden la construcción de una nación mestiza que ayudará a preservar la República de Bolivia en la defensa de razones históricas comunes. Y si alguien quiere expresarse en aymara, quechua, guaraní y cualquier idioma y dialecto, que lo haga, está en su derecho. Lo inadmisible es obligar a los demás con pretensiones totalitarias. Los principios democráticos, comunes a la Humanidad lo exigen.