Frente a los hechos que se han producido con el uso de armas letales y quitando la vida a seres inocentes, en una muestra de violencia descontrolada, el Sumo Pontífice, el Papa Francisco pidió al mundo detener a los "señores de la guerra", señalando que "hay necesidad de entender el horror de la guerra que producen los traficantes de armas que se benefician con la sangre de hombres y mujeres".
El Santo Padre de Roma reflexionó sobre los ataques ocurridos y se interrogó a sí mismo sobre la finalidad de las guerras y si tanta violencia desencadenada no termina sólo por beneficiar a unos pocos, que son los únicos señores de la guerra.
Lo cierto es que en el análisis de muchos estadistas del mundo se coincide en señalar a muy pocos como los responsables de disponer ataques con bombas de efectos mortales causando serios daños a la humanidad, por las víctimas en los lugares atacados, pero además en todo el mundo por las consecuencias de no saber "por qué nuestro mundo se enfrenta al calor de los intereses políticos".
"Responder a la violencia con violencia conduce en la mejor de las hipótesis a migraciones forzadas y terribles sufrimientos". Lo que da pena es que además grandes cantidades de recursos se destinan a fines militares y se sustraen de los fondos de la colectividad, aquellos dineros que deberían servir para cubrir las exigencias de los niños, de los jóvenes, hombres y mujeres y de las familias en dificultades, ancianos y enfermos que verán disminuir sus ingresos porque los "señores de la guerra" los utilizan para enfrentar a la gente y crear mortandad.
El Papa Francisco, líder de 1.300 millones de católicos en el mundo denunció a los "señores de la guerra" como responsables de la fabricación y el tráfico de armas, señalando además que se trata del negocio más indigno que cobra vidas inocentes. Exhortó a esos señores a deponer sus actitudes pensando en el derecho a la vida que tiene todo ser humano.
Un informe del Instituto Sipri de Estocolmo, señala que la guerra es un gran negocio sobre todo para la industria armamentista en la que se involucran por lo menos cien grandes fabricantes de armas y esos 38 tienen sede en Norteamérica y sus ventas representan más de la mitad del comercio mundial. El otro porcentaje de armas se encuentra en Rusia, Corea del Norte, la China y otros países asiáticos, además de algunos otros europeos, todos ávidos del gran negocio cuando se vislumbra una guerra. Fatal consecuencia del armamentismo.
Algo que llama a la meditación es la apreciación del Papa Francisco cuando dice: "Creo que el pecado hoy en día se manifiesta con toda su fuerza de destrucción en las guerras y en las diferentes formas de violencia y maltrato, en el abandono de los más frágiles, la guerra es violencia y producto de la injusticia".
Y el pecado más grande, además de propiciar guerras, es también parte del diario vivir de millones de personas en condiciones de abierta injusticia, sin poder acceder a beneficios de que se sirven clases privilegiadas, generalmente las políticas y con abierto desparpajo quienes tienen el poder en las manos.
Hay guerras y guerras, las grandes que producen destrucción en minutos, causan muerte de inocentes y nadie repara los daños, y están las guerras chicas que también atentan contra las familias, producen dolor por injusticias que se cometen y no hay mucho que esperar para evitar esos males, mientras los señores de la guerra, hagan su negocio.
Fuente: LA PATRIA
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