El odio ha destruido en todo el mundo millones de matrimonios y familias, provocando al resto tensiones y conflictos casi insoportables. Sus vÃctimas son sobre todo millones de niños y adolescentes.
En muchos paÃses altamente desarrollados, más de la mitad de los matrimonios terminan en divorcio. ¡Vaya problemática personal, familiar, social, religiosa, moral! ¡Cuántas miserias espirituales y cuántos daños personales y sociales están vinculados con ello!
Pero la carga principal la llevan los hijos, y mientras mayor es un mal, más fácilmente se le suman otros. AsÃ, otros de los grandes males de nuestro tiempo son la adicción a las drogas y la depresión generalizada como signos distintivos de tantos jóvenes.
«Todos los adictos que han terminado esclavos de la heroÃna y con graves lesiones psÃquicas -dice el Dr. Freixa, catedrático de PsiquiatrÃa de la Facultad de Medicina de Barcelona- empezaron fumándose un "porro" con unos amigos».
Cuando el ser humano no satisface sus necesidades básicas -una de ellas el amar y ser amado- se frustra y la manifestación más primitiva de la frustración es la violencia o el escape mediante el alcohol y las drogas (Jesús Arina, Psy. D.).
Es especialmente difÃcil el combate a las drogas, sobre todo porque muchos paÃses ven en el cultivo y el tráfico de drogas una considerable fuente de ingresos y porque el narcotráfico simplemente ha organizado demasiado bien la venta de su sucia mercancÃa.
Y muchos estados han llegado a la insana y fatal idea de que en vez de combatir el mal, hay que patrocinar las sustancias a los dependientes de las drogas, sin embargo, estas llamadas "drogas legales", al igual que los tranquilizantes o los somnÃferos jamás detendrán la propagación de las ilegales, sino que más bien les abren el camino.
La Organización Mundial de la Salud enfatiza que entre las causas predominantes de la adicción a las drogas se hallan las circunstancias de orden familiar: hogares desintegrados por el divorcio, padres sobreprotectores, padres sin tiempo para los hijos, falta de comunicación padres-hijos.
«Los hijos que tienen mayor peligro de dejarse llevar de la toxicomanÃa son aquellos que tuvieron unos padres excesivamente duros o demasiado blandos que les dejaban hacer lo que querÃan; o padres que no prestaban atención alguna a sus hijos» (P. Antonio Arza, S.I., Preguntas y respuesta en cristiano).
Acción Familiar sugiere a los padres cinco consejos para evitar que sus hijos caigan en el abuso del alcohol o consumo de otras drogas:
1. Hacer acogedor el ambiente familiar, armonizando la autoridad, que nunca debe faltar en el hogar, con el diálogo, la comprensión y la participación.
3. Evitar tanto la sobreprotección como el ser "padres de adorno", y educar a los hijos en una razonable austeridad, acostumbrándoles a soportar frustraciones.
4. Más que sermones sobre los daños del alcohol y otras drogas, darles el ejemplo de la sobriedad personal, especialmente en el uso que se hace del alcohol, del tabaco y de los psicofármacos.
Estos cinco consejos están orientados a crear en el hogar un ambiente sano, que haga innecesaria la evasión de la droga.
Pero si somos sinceros, todos los problemas, peligros y males funestos que se han introducido en la familia, y por ende en la humanidad ¿no se deben acaso a que hoy Dios ya no tiene lugar en el corazón del hombre?
german_mazuelo_leyton@yahoo.com
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