Es difícil excluirse de un problema candente que por ser parte de la región "bolivariana", realmente preocupa a quienes están en la práctica de la democracia activa, del respeto a los derechos humanos, a la libertad y la justicia. La situación del hermano país venezolano, es realmente preocupante y en criterio de algunos observadores internacionales, "está al borde del desastre".
La información que se genera en Venezuela y especialmente la que se procesa en la ciudad capital, Caracas, hay que verla necesariamente en la doble opción que ahora permiten los medios y que, todavía, tienen la oportunidad de emitir criterios y referir hechos ajustados a una realidad que a su vez, está manipulada en los dos extremos, el oficialismo y su visión de "normalidad" y la oposición con una serie de movilizaciones, reclamando por lo que no hay, alimentos, medicinas y libertad.
Cuando se observan las noticias en canales vinculados al sistema oficial, parecería que la crisis es parcial, algunos almacenes muestran estantes con variedad de productos y gente que compra, la ciudadanía afectada señala que se trata de un engaño y tales reportes corresponden a varios meses atrás.
Fuentes periodísticas independientes muestran en "vivo y directo", las reacciones de una población alterada y sufrida al no poder surtir la canasta diaria, reclamando por medicamentos, esperando turnos para abastecimiento de pan, el producto de consumo masivo que también escasea, además de mostrarse almacenes de abasto y supermercados prácticamente vacios. Esa es otra realidad que se observa cotidianamente.
El asunto preocupa más, cuando también se ven masivas manifestaciones de protesta y paralelamente las acciones de represión con gases, con agua a presión y una Policía que arremete contra todo lo que se le interpone.
Las instituciones del Estado se manejan en función de ciertas corrientes de poder y en función a las circunstancias que se presentan en el desarrollo de los hechos, con reclamos ciudadanos en pos de vivir mejor y reacciones populares apoyando a un gobierno que como lo mencionó, un analista "se cae de maduro".
Sea como fuese el problema de Venezuela preocupa a todos, nadie quisiera estar bajo condiciones tan irregulares en el desarrollo de sus actividades normales, que por supuesto, en este tiempo han pasado al cuadro de la intolerancia, desde dos ángulos, y bajo un peligro latente de caer en delito, sólo por reclamar derechos que están siendo conculcados con acciones de fuerza.
Como señalan directamente en las fuentes del Gobierno venezolano, el asunto es de "orden interno" y la solución corresponde a la funcionalidad de sus instituciones democráticas representativas. Sin embargo por todo lo que se observa, no hay visos de solución al problema por esa vía de respeto a la institucionalidad y lógicamente a la Constitución. De uno y otro lado, las condiciones de diálogo y acercamiento, se han desbordado y en tales circunstancias, amerita un intento de reconciliación que frene la violencia y permita un retorno paulatino a la normalidad.
Un organismo internacional, quizás la OEA, que sea representativo en la región, que posea la suficiente idoneidad y autoridad para solucionar conflictos internacionales, debería intentar ya, un proceso de avenimiento entre partes, para alcanzar un diálogo, reconociendo el estado crítico en que vive Venezuela, por presiones internas y el derecho que tiene su comunidad a la libertad, la justicia, el respeto a la democracia y el anhelo de vivir con dignidad.
Fuente: LA PATRIA
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