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Sábado 22 de mayo de 2010

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Revista Tu Espacio

PORTAL DE LA SABIDURÍA

Jesús y la Adoración

22 may 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: El Alquimista

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En las conferencias nocturnas que el Maestro Jesús sostuvo con sus apóstoles en el Monte Gerizim, enseñó muchas grandes verdades sobre la oración y la adoración. A continuación recopilamos estas enseñanzas impartidas, transcribiéndolas en lenguaje contemporáneo, adaptado a nuestra época, para conocerlas y aplicarlas en nuestra vida práctica en forma natural:

“La adoración, que es la contemplación de lo espiritual, debe alternarse con el servicio al prójimo. El trabajo debe alternarse con el esparcimiento y el descanso; la religión debe ser equilibrada por el buen humor y por la alegría de vivir. La filosofía profunda debe ser aliviada por la belleza del arte en todas sus manifestaciones. El esfuerzo cotidiano del vivir, que es tensión temporal de la personalidad, debe ser aliviada por el reposo y la adoración del espíritu. Las sensaciones de inseguridad que surgen del temor, deben ser contrarestadas por la contemplación, la meditación y la fe en el Padre Universal.

La oración tiene el propósito de hacer que el hombre piense menos pero que comprenda más; no está destinada para aumentar el conocimiento, sino más bien para ampliar el discernimiento. La adoración tiene el objeto de vislumbrar una vida diferente para después reflejar estas nuevas vivencias espirituales sobre la vida en el presente, y despertar espiritualmente dando nacimiento, en nuestro interior, al arquitecto consciente que construirá nuestros destinos en función a las leyes universales y el plan divino.”

“La oración lo sostiene a uno espiritualmente, pero la adoración lo libera, porque es divinamente creadora. La adoración es la técnica de buscar en el Único, en el Origen la inspiración para servir a muchos. El orar es recordarse a sí mismo, pensamiento sublime; el adorar es olvidarse de sí mismo, para ser llenados por Dios. La adoración es atención sin esfuerzo, descanso real e ideal del alma, que se alimenta con la meditación y se regocija con la contemplación, que son los ejercicios espirituales que llevan al sosiego y a la paz verdadera, a la unión con el todo, experimentando el amor infinito, la felicidad eterna y la paz inagotable.”

“La oración es el preámbulo de la contemplación, la contemplación nos lleva a la adoración y a la meditación que deben ser el pan nuestro de cada día, verdadero alimento para nuestra alma, que en paciencia poseeremos.”

“La adoración es el acto de una parte que se identifica con el Todo, lo finito con lo Infinito; el Hijo con el Padre; el tiempo en el acto de marcar el paso con la eternidad. La adoración es el acto de comunión personal del Hijo con el Padre Divino, la manifestación de actitudes refrescantes, creadores, fraternales y románticas por parte del alma-espíritu del ser humano.”

“Orar es como recargar las baterías espirituales del alma, y adorar sería como sintonizar el alma para captar las transmisiones universales del espíritu infinito del Padre Universal.”

Jesús nos enseñó que con la oración nos comunicamos con el Padre y con la adoración entramos en comunión con Él. La adoración es la forma más elevada de meditación porque nos lleva a la experiencia directa de lo real, a la vivencia del origen de la vida, a la fusión con la fuente eterna, como una gota de agua que se reincorpora al gran océano de vida experimentando la magnificencia de ese manantial inagotable, que es la infinitud que todo lo sustenta.

Aprendamos a Orar de corazón, con humildad y gratitud, pidiendo cumplir con la voluntad del Padre, como en el cielo, así también aquí en la tierra y adoremos en contemplación y meditación perfectas experimentando con plenitud el gozo de vivir en comunión con la fuente de vida inagotable, que es manantial de dulce ambrosía.

Fuente: LA PATRIA
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