Aunque todavÃa se escucha el eco de su "America First" ("EE.UU. primero") y del "Make America Great Again" ("Hacer a EE.UU. grande de nuevo"), la mano dura prometida con socios y con enemigos para dominar el mundo sin necesidad de intervencionismo militar ha quedado atrás cuando suenan hoy tambores de guerra con Corea del Norte, Siria o en Afganistán.
A las provocaciones nucleares de Corea del Norte, Trump ha respondido con el envÃo de un portaaviones nuclear y el jueves hizo una demostración de fuerza con el lanzamiento de la mayor bomba no nuclear de EE.UU. para atacar un sistema de cuevas del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Afganistán.
La reunión con Xi terminó con un giro retórico de Trump, que afirmó, contrariamente a lo defendido hasta dÃas antes, que China no manipula su divisa, por lo que EE.UU. no le impondrá sanciones comerciales, como habÃa amenazado durante su campaña.
Del "cuando hablamos de manipulación de la divisa, cuando hablamos de devaluaciones, ellos (China) son los campeones del mundo" al "ellos no manipulan la divisa" hubo apenas diez dÃas.
"En realidad, es una cosa muy buena. Y en realidad hace dinero; podrÃa hacer mucho dinero", dijo el presidente, cambiando su discurso de candidato: "No me gusta. Creo que es mucho exceso de equipaje. Creo que es innecesario".
La semana de retrocesos de Trump concluyó con una visita a la Casa Blanca de Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, organización que el presidente estadounidense habÃa tildado de "obsoleta" y amenazado con no defender a algunos de sus socios en caso de conflicto.
De hecho, Trump empezó a desdecirse de sus compromisos la misma noche electoral, cuando se olvidó de la promesa que tanto furor habÃa causado entre sus secuaces de "encarcelar" a Hillary Clinton por el escándalo de los correos electrónicos.
Aunque su gesto de no ordenar una investigación contra Clinton se interpretó como el entierro de su hacha de guerra, fue una muestra de las renuncias que irÃan llegando, como la de llenar su Gobierno con polÃticos adscritos a los cÃrculos de poder de Washington, el famoso "establishment" que habÃa denostado durante la campaña.
Pasados menos de tres meses de su llegada a la Casa Blanca, con el veto migratorio bloqueado por la Justicia y la derogación del "Obamacare" frustrada por los propios republicanos en el Congreso, Trump ve cómo su Presidencia no es tan diferente como pregonaba.
Fuente: Washington, 15 (EFE)
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