El 12 de Abril se recordó el dÃa del niño, en todas partes los niños fueron objeto de agasajos y atenciones de parte de los padres de familia profesores y personas muy ligados al entorno familiar, motivo de alegrÃa y beneplácito porque este sector de niños y niñas merecen estos actos y mucho más, a los que se debe brindar mucha cariño, atención cuidado y protección, en razón de que se encuentran en riesgo de sufrir violencia psicológica, fÃsica y sexual.
El concepto de violencia que aplica Unicef se desprende del artÃculo 19 de la Convención sobre los Derechos del Niño que abarca "toda forma de perjuicio o abuso fÃsico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.
La violencia contra los niños y niñas no conoce fronteras. No distingue raza, origen social, religión ni cultura. En todos los paÃses del mundo hay niños y niñas que temen y sufren la violencia. Ningún paÃs o región es inmune.
Los asambleÃstas y todas las autoridades deben ser los principales promotores de la protección de la infancia. DeberÃan legislar, supervisar la actividad gubernamental, asignar recursos financieros y, como lÃderes en sus regiones y comunidades, crear conciencia. Quizá más importante, pueden promover entre sus electores el fin de la violencia. Se debe desechar y desafiar las actitudes y creencias que consideran que la violencia contra los niños y niñas es inevitable o inofensiva. Para ello es imprescindible difundir mensajes de prevención de la violencia contra los niños y niñas, orientar a los padres y educadores sobre la atención y protección que merecen para evitar tristes y trágicos desenlaces.
La violencia contra los niños y niñas nunca es justificable ni aceptable. Los Estados están obligados a proteger a todos los niños y niñas de toda forma de violencia. Las leyes internacionales sobre derechos humanos se basan en el respeto a la dignidad humana de cada persona. Los niños y niñas, como personas, deben recibir el mismo grado de protección que los adultos. Las formas extremas de violencia contra los niños y niñas -como la explotación sexual y la trata, la mutilación genital femenina, las peores formas de trabajo infantil y el efecto de los conflictos armados- han provocado un clamor internacional y generado una condena unánime, aunque no hay soluciones rápidas para este problema.
Muchos niños y niñas son expuestos habitualmente a violencia fÃsica, sexual y psicológica en el hogar y la escuela, en instituciones de protección y judiciales, en los lugares donde trabajan y en sus comunidades. Una parte de la violencia contra los niños y niñas no es denunciada y a veces consentida por la sociedad.
En más de 100 paÃses, los niños y niñas todavÃa sufren la amenaza o la realidad de castigos fÃsicos con varas, cintos u otros objetos en la escuela. En los sistemas penitenciarios de por lo menos 30 paÃses, todavÃa se impone a niños y niñas sentencias de azotes con látigos o varas. Solo el 2,4% de los niños y niñas del mundo están protegidos por la ley de castigos fÃsicos en todos los ámbitos.
Cada año, entre 133 y 275 millones de niños y niñas son testigos de violencia frecuente entre sus padres. Entre el 20 y el 65% de los niños y niñas en edad escolar de paÃses en desarrollo manifestaron haber sufrido algún tipo de acoso verbal o fÃsico El 35% de los niños y niñas en edad escolar que respondieron a una encuesta, dijeron que habÃan sufrido acoso sexual en los establecimientos educativos en edades de 12 a 13 años alrededor de 150 millones de niñas y 73 millones de niños y niñas menores de 18 años tuvieron relaciones sexuales forzadas o sufrieron otras formas de violencia sexual. En encuestas de 21 paÃses, al menos el 7% (y hasta el 36%) de las mujeres y el 3% de los varones (hasta el 29%) afirmaron que sufrieron abuso sexual durante su infancia.
Hasta ahora sigue siendo pequeño el porcentaje de casos sobre actos de violencia contra los niños y niñas que se denuncia e investiga, y pocos perpetradores son llevados a juicio. La violencia es poco denunciada por varios motivos. En primer lugar, los niños y niñas muy pequeños no tienen la capacidad de denunciar la violencia. Además, los niños y niñas muchas veces temen una represalia de los perpetradores o la intervención de las autoridades, ya que ambas pueden agravar su situación general.
A veces, los propios padres son perpetradores de violencia contra los niños y niñas o guardan silencio cuando otros miembros de la familia o miembros poderosos de la comunidad o la sociedad cometen violencia contra los niños y niñas. La violencia que implica la muerte de un niño puede no identificarse como factor determinante si esa muerte no se investiga suficientemente.
La violencia engendra violencia. Sabemos que los niños que sufren violencia tienden a considerar a la violencia como algo normal, incluso algo aceptable Y tienen más probabilidades de perpetuar la violencia contra sus propios hijos en el futuro. Si no tratamos el trauma que sufren los niños debido a la violencia social estamos abriendo las puertas a problemas que pueden durar toda la vida Y desencadenar actitudes negativas que puede crecer de una generación a otra.
(*) Ingeniero
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