Declaraciones de terror

Señoras y señores, les presentamos el último boletín de Intercontinental Radio News. Desde Toronto, el profesor Morse de la Universidad de McGill informa que ha observado un total de tres explosiones del planeta Marte entre las 7:45 P.M. y las 9:20 P.M.

Así comenzaba a relatar un locutor de la CBS, alertando a la población de Nueva York y New Jersey sobre la invasión de naves marcianas, que disparaban sobre la población rayos de calor que destrozaban todo lo que se ponía al paso y que además con gas venenoso creaba una atmósfera mortal que daría fin a la raza humana.

Un poco antes un locutor aclaraba a los oyentes que se trataba tan solo de una más de las famosas adaptaciones para la radio que hacía Orson Welles a manera de radio teatro y que en anteriores ocasiones y con gran éxito había adaptado a este género obras como Los Miserables, Drácula o el Conde de Montecristo.

Cundió el pánico en la población y la gente salió a las calles a clamar por auxilio, muchos seguramente ver aquellos enormes ojos y darles batalla o despavoridos encontrar algún tipo de refugio. Ignorantes de que tan solo era la adaptación del libro "La Guerra de los Mundos" de Herbert George Wells y que relataba la invasión de naves interplanetarias a la tierra causando todo lo que nos podemos imaginar cuando los invasores no quieren hacer buenas migas sino más bien aniquilar a los indefensos humanos.

La cosa no llegó muy lejos afortunadamente, pero al día siguiente la gente no estaba de humor como para dejar que la historia sea solo una broma de Halloween. Pidieron una cabeza y rodó la de Welles y aunque clamó por perdón, la verdad es que su fama creció hasta el cielo.

Donde las cosas no fueron tan afortunadas y no tuvo un final con exitoso protagonista fue en Quito Ecuador. Resulta que los productores de la Radio Quito de la capital ecuatoriana, quisieron reproducir el éxito que habían tenido sus colegas de la CBS y corrigendo los errores, esta vez el director, Leonardo Pérez le dio mucho más dramatismo y realismo al asunto.

Incluyó a las transmisiones en vivo, efectos sonoros, grabaciones de comandos militares, explosiones y terribles alaridos de gente muriendo en las calles como moscas debido a la nube radioactiva que despedían las horribles naves invasoras.

Tal como sucedió en la ciudad de la manzana y aledañas la gente también salió a la calle despavorida buscando salvación antes que la muerte súbita a manos de un desalmado alíen de enormes ojos negros y piel de cocodrilo.

No pasaron más de 20 minutos hasta que la gente se dio cuenta de la realidad, y en lugar de volver a sus casas para saber en qué terminaba la historieta de terror radializada, prefirieron ir a demostrar su disgusto a la mismísima emisora. Resulta que en el mismo edificio que funcionaba la transmisora, funcionaba un periódico. La gente enardecida comenzó a lanzar piedras y todo tipo de objetos contra las instalaciones y entre tanto proyectil hicieron que empiece a arder fuego. Los aceites de impresión y los papeles para el diario le dieron al incendio el caldo de cultivo ideal, y de paso, como la Policía estaba harta de los llamados causados por la burda historia de la mentirosa invasión, pensó que el incendio era también parte de la broma y no acudió a sofocarlo.

Los actores de la radio novela se vieron envueltos en llamas y tratando de salvar sus vidas saltaron desde la azotea a una terraza vecina, en cuyo intento 5 personas no lograron el cometido y a estas muertes se sumaron muchos suicidios provocados por la histeria general. Sin lugar a dudas este final fue mucho más trágico que el primero, aunque las historias hayan sido las mismas.

Lo que demostraron ambas anécdotas es no solo el gran poder que los medios de comunicación ejercen poder sobre el público y en muchos casos en su opinión. Pero en este caso, sumado a esta enorme influencia esta su capacidad para poder crear situaciones como las descritas donde el terror se puede apoderar de las masas, que huyen indefensas pero ante todo sin dirección, clamando por algún milagro que los salve y quien sabe profiriendo que tipo de barbaridades a los cielos.

El pasado miércoles los medios de comunicación asistieron a una declaración política, realizada por los líderes de la oposición boliviana y matizados por el miembro estrella del grupo, el ex presidente y actual vocero de la causa marítima, don Carlos Mesa Gisbert.

Como si lo que hubieran escuchado era la historia de Welles, y estuvieran viendo en vivo y directo a los platillos voladores saliendo del Illimani y al mismísimo Satanás montado en ellos, los masistas en conjunto incluyendo a sus líderes, salieron a las calles buscando micrófonos para gritar espantados por esta horrible unión de los opositores.

Cadáveres políticos, muertos en vida, sinvergüenzas, cachorros del imperialismo, neoliberales, asesinos, ladrones, dictadores y un sin número de insultos fueron proferidos por cuanto masista encontraba micrófono que le ayude a amplificar su histeria, provocada por el atrevimiento de seis ciudadanos que tan sólo hicieron un manifiesto, pidiendo que se respete el voto ciudadano del 11 de febrero del 2016 y que el gobierno deje de perseguir judicialmente a los opositores al actual régimen de gobierno.

Desde criticar sus finas ropas y que se reunían en un hotel de cinco estrellas (como si el presidente se vistiera con bayeta de la tierra), hasta sugiriendo que esa reunión fue financiada por el mismísimo Sánchez Berzaín; se podía aceptar de la dirigencia media del MAS cualquier tipo de burda declaración. Pero lo que cayó en el triste ridículo fue que el Vicepresidente salga a los medios a retar a un debate 6 a 1 para dejarlos calladitos y sin respuesta a los emisarios del mal.

Bastantes problemas de verdad tiene el gobierno en la actualidad como para preocuparse a 3 años de las elecciones por un grupo que como ellos mismos indican, están muertos en vida.

Desde empresas que desaparecen de la noche a la mañana, hasta dinero de atracos se queman sin dejar cenizas y como evitar el cuoteo que habían hecho las organizaciones sociales en la anterior elección de magistrados ahora que le quieren cambiar la cara al poder judicial. Son problemas realmente importantes de los que se deberían preocupar y a los que tendrían que estarle dando cabeza en lugar de asustarse hasta la locura por una simple declaración.

(*) paceño, stronguista y liberal