Miercoles 12 de abril de 2017
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El proceso de aprobación de la Carta Magna 2009 costó muelas. A 8 años de su promulgación, recuerdo como si fuera hoy los dramáticos días que vivió la República, que la llevó al borde de una guerra civil. El proceso comenzó con la convocatoria a una Asamblea Constituyente, en Sucre.
Su elaboración dio inicio en el Teatro Gran Mariscal Sucre, luego por razones de seguridad trasladada al Liceo Militar de la Glorieta, posteriormente; por el mismo motivo, trasladada y aprobada en el edificio de la Lotería Nacional en Oruro. A seguir el texto fue sometido a una comisión de estilo; no prevista en la Constituyente. Como si esto fuera poco, el texto fue modificado en el Congreso; que no tenía potestad para hacerlo, luego de un pacto político con la oposición. Dentro de este pacto el presidente empeño su palabra que no sería candidato el 2014; en una maniobra envolvente. Finalmente el acuerdo parlamentario fue sometido a un referéndum, donde fueron lavadas las ilegalidades de su creación.
Cuando uno ve este azaroso trajín populista de: teatro, cuartel militar, lotería, conmoción popular, muertos, heridos y maniobra envolvente, podría imaginar que la dificultad de su aprobación, haría que los promotores valoren y respeten en sumo grado su creación.