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Sábado 08 de abril de 2017

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Revista Tu Espacio

PORTAL DE LA SABIDURÍA

El laberinto de la mente

08 abr 2017

Fuente: gnosiscorrientes.com

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Ni qué decir tiene que para el conocimiento de sí mismo debemos abordar el estudio de la mente. En la medida que profundizamos en este complejo laberinto que es la mente humana, el conocimiento que tenemos de nuestra psiquis es más auténtico y real.

Hay muchos aspectos del ser humano que se dan por sabidos, cuando en realidad el conocimiento que se tiene es muy somero, pobre y superficial. Así ocurre en lo que se refiere a la mente. Muchos entendemos lo mismo por cerebro, mente o intelecto, cuando la realidad es que son cosas diferentes.

Hay quien dice que el encéfalo gobierna la inteligencia, memoria, voluntad, etc. Realmente desconocen la existencia del cuerpo mental.

"La mente es un cuerpo sutil, maravilloso, que tiene su ultrafisiología y ultrapatología en íntima relación con el Sistema Cerebro-Espinal y el Cerebro"

La mente es una sustancia energética, es energía, conocida en Oriente como energía Manásica. De esta energía podríamos decir que es el principio formador del Universo. Todas las formas que nosotros conocemos provienen de una sustancia, sutil o grosera, depende de su grado de cristalización, que es el principio formador del Universo sensible, tanto a nivel físico como a nivel de pensamiento y de sentimiento. En contraposición a este Universo, existe un Universo espiritual, que nada tiene que ver con la mente. El Universo sensible, lejos de lo que es el Mundo espiritual, está conformado de sustancia mental, concentrada en distintos niveles. Estos niveles son el Mundo Causal, el Mundo Mental, el Mundo Astral, el Mundo Etérico, el Mundo Físico y las Infradimensiones. Estas regiones o mundos se penetran e interpenetran sin confundirse. Siendo la mente energía, es posible que se den fenómenos como el de la Telepatía, que consiste en la transmisión del pensamiento. Esto ocurre porque la energía mental viaja en el tiempo y en el espacio. Se produce una comunicación interna, no visible, a nivel del mundo mental. El cerebro percibe el pensamiento o el sentimiento de otra persona que se encuentra en otro lugar.

El pensamiento es una función del cuerpo mental. El hombre puede pensar sin cerebro físico, en forma independiente. Esto ya está demostrado en los laboratorios científicos donde se logró materializar entidades desencarnadas.

Pensar que la mente es el cerebro es limitar mucho al ser humano, porque el cerebro no es el pensamiento, es un instrumento de la mente pero no es la mente. El cerebro viene a ser como una especie de oficina radiotelegráfica, que recibe ondas, mensajes, datos, información y, a partir de ahí, hablar, obrar, decidir, etc. La mente seria el oficinista, el que estudia la información.

El simple hecho común y corriente del pensamiento, no es ni más ni menos que un proceso del cerebro que consiste en la traducción de las ondas de esa energía mental.

La información que del mundo exterior es recogida por los sentidos de percepción externa que va al cerebro, donde la mente la analiza y estudia. Más ocurre que la mente, el «oficinista», tiene un «mal secretario» que es el Ego, el Mí Mismo, el Yo (los defectos psicológicos cristalizados en la mente). Por ejemplo ante percepciones eróticas, el ego de la lujuria, con su proceder egoísta, reproducirá estas imágenes en el mundo de la mente, convirtiéndolas en Efigies vivientes de esta dimensión, con las que mantendremos relaciones en los sueños. Si una persona es celosa y ve a un amigo coqueteando con la mujer, el yo de los celos distorsionará esas imágenes de acuerdo a sus prejuicios, forma equivocada de pensar y de sentir, etc., con lo que podemos llegar a enemistarnos con el amigo o a desconfiar de la esposa.

El yo, de acuerdo a su razón de ser (bien sea la lujuria, la envidia, el amor propio, el orgullo, etc.) elabora en el inconsciente las formas más terribles que luego aparecen en los sueños.

Estas percepciones pasan al cerebelo, luego atravesando el Puente de Varolio llegan al cerebro. Las percepciones inconscientes se tornan conscientes cuando llegan al cerebro. Muchas veces una percepción se graba en una celdilla cerebral en forma fija. Esto es semejante a una imagen grabada en una placa fotográfica. Entonces la mente percibe a todas horas esa imagen. Venganzas, calumnias, crímenes, etc. pueden o no ser reprimidos por la personalidad, pero de una u otra manera vamos a cargar con ellos en nuestra psiquis, condicionando nuestra vida. Las percepciones quedan depositadas en los trasfondos de la mente humana, convirtiéndose en tentación secreta que llevan al delito. En el fondo de todo ser humano hay factores inconscientes que muchas veces lo convierten en homicida.

Son pocos los que comprenden la espantosa miseria moral del ser humano. Nuestra mente está condicionada por el Yo (o sea, los celos, la envidia, la lujuria, el amor propio, el orgullo, el sufrimiento, los problemas) y por consiguiente condiciona nuestra vida, negando al ser humano el derecho a la felicidad.

Fuente: gnosiscorrientes.com
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