Responsabilidades tributarias

Una efectiva política tributaria, sin que la misma sea absolutamente forzada, sino más bien voluntaria y disciplinada, permitiría la obtención de más recursos para que más obras sean de utilidad a la colectividad, sólo que en este caso todos los ciudadanos reciben el beneficio, paguen o pague impuestos.

Un principio tributario, que se aplica en países fuertes, es la equidad del sistema de modo que "todos paguen" en función a sus actividades directas y lo hagan en tiempos oportunos, pero sobre todo equilibrando la suerte de ingresos y egresos que tienen como parte de una actividad comercial redituable. En la actualidad en materia impositiva se observan algunas diferencias entre ciudadanos legalmente registrados que por características de negocios, industriales o comerciales, tienen muchas obligaciones económicas, llámense alquileres, servicios regulares de luz, agua y teléfono, además de una carga social por determinado número de empleados en función a la proporción de cada emprendimiento, a esas responsabilidades, se suman los inevitables impuestos que deben cancelarse en tiempo fijo y bajo regulaciones vigentes.

Esa es la parte que no se entiende en ese proceso anunciado de "universalizar" los impuestos, situación que no se da y genera un claro reclamo de quienes pagan sus impuestos sí o sí, a riesgo de ser procesados por incumplimiento. Un comercio que además no tiene obligaciones sociales y paga mínimas obligaciones por puestos que ocupan, pero no lo hacen por el movimiento de sus grandes capitales, alterando de tal modo el sentido de obligación tributaria para todos.

La ciudadanía de manera general sabe que los impuestos sirven para fortalecer las arcas estatales y destinar algunos fondos para encarar proyectos múltiples, quizá lo más relevante sean las inversiones en la construcción de caminos, aparte el destino de otros pocos fondos para proyectos de mejoramiento de barrios.

La pregunta de los contribuyentes es justamente esa que dice ¿dónde van mis impuestos? Y se complementa con la otra interrogante ¿por qué pagamos unos pocos y no todos?, cuando a la hora de recontar beneficios, la población en general, recibe en obras una cuota parte generada por pocos, mientras la mayoría no contribuye con impuestos, dadas las condiciones de un alto índice de evasores.

Se habló repetidamente de la decisión de autoridades superiores para modernizar los sistemas tributarios y en ese afán el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) ha hecho significativos avances, digitalizando ciertas operaciones, aunque muchos contribuyentes todavía no tienen acceso a una computadora, pero se las ingenia para cubrir su obligación tributaria. Se han radicalizado algunos controles para generalizar la extensión de notas fiscales y se han creado programas de incentivo para que los que compran o requieren servicios sean ganadores de premios sólo por exigir factura. La novedad es interesante.

Lo que se exige y se espera es que el SIN establezca un verdadero programa de universalización impositiva, para neutralizar al enorme contingente de evasores, sólo de ese modo, se podrá mejorar la recaudación de impuestos, estimando que más obras tangibles estén a disposición de más ciudadanos disciplinados en el pago de su deber impositivo.

Fuente: LA PATRIA