La disyuntiva no existirÃa sin el embarazo y, por tanto, el fondo del asunto deberÃa ser ese.
No se trata de asumir poses moralistas o ser polÃticamente correcto. Si la educación que se imparte en las escuelas serÃa la adecuada, los bolivianos deberÃamos saber cómo funcionan nuestros cuerpos incluso antes de la pubertad.
Desde el punto de vista de la Iglesia Católica, el ser humano ha sido dotado de libre albedrÃo; es decir, puede elegir entre hacer las cosas bien o hacerlas mal.
En la sociologÃa, la libertad tiene diferentes connotaciones, dependiendo incluso de las escuelas, pero, al final, es la posibilidad de elegir entre uno o varios caminos.
Por tanto, el hombre es libre de decidir si tiene sexo o no y, cuando lo hace, deberÃa considerar la posibilidad del embarazo asà que tendrÃa que tomar medidas para evitarlo a menos, claro está, de que tenga la intención de procrear.
Un detalle sobre el que pocos han hablado es que la legislación boliviana actual considera que la personalidad comienza en el vientre de la madre. El parágrafo segundo del primer artÃculo del Código Civil dice que "al que está por nacer se lo considera nacido para todo lo que pudiera favorecerle" asà que, jurÃdicamente, ese nonato ya es una persona.
Por tanto, desde el punto de vista legal, abortar es quitar la vida a una persona y, dependiendo de las circunstancias, eso puede ser homicidio o asesinato.
(*) Premio Nacional en Historia del Periodismo
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