La historia rica y trágica de Siria

El rumbo contradictorio de Siria comprende los acontecimientos que han tenido lugar en este país desde la prehistoria hasta la actualidad, marcados por su situación geográfica y política. Siria fue el centro de una civilización semita de gran importancia en torno a las ciudades de Ebla y Ugarit. Allí tuvo lugar el descubrimiento del bronce. Tierra de paso, el país ha estado dominado por egipcios, cananeos, hititas, hebreos, asirios, persas, griegos, seléucidas, romanos, árabes, mongoles, otomanos y franceses, o sea toda la pléyade de constructores de lo que hoy es patrimonio mundial, aunque parcial, pero legítimo, hasta su independencia en 1946. Y durante los años 1950 y 1960 se sucedieron en este país varios golpes de Estado, constatando una seria inestabilidad política y las relaciones exteriores estaban marcadas por la oposición al Estado de Israel, enemigo tradicional de Siria, pero en realidad no tan malo como se lo quiere hacer ver.

La evolución del Ba´ath en Siria siguió a un golpe de Estado de la misma corriente ideológica en Irak el mes anterior. El nuevo gobierno sirio exploró la posibilidad de federación con Egipto e Irak. El acuerdo se materializó en El Cairo el 17 de abril de 1963, plasmándose en un referendo sobre la unidad que se suscribiría en septiembre de 1963. Sin embargo, pronto aparecieron desacuerdos entre las partes y la materialización de la Federación tripartita fracasó.

El conflicto se desarrolló entre un ala militar moderada y un ala civil más extremista del partido Ba´ath. La retirada en 1970 de las fuerzas sirias enviadas para ayudar a la Organización de Liberación de Palestina (OLP) durante las hostilidades del "Septiembre Negro" con Jordania reflejaron este desacuerdo político dentro de la jefatura del partido Ba´ath. El 13 de noviembre de 1970, el Ministro de Defensa Hafez al-Asad efectuó un pacífico golpe militar, expulsando a la jefatura civil y asumiendo el rol de Primer ministro.

Ahora, su hijo, sin ser el malo de la película, Bashar al-Asad, se ha encontrado con la determinación de gobernar un país, algo difícil, pero no imposible. En realidad él no quería semejante obligación. La asumió porque no tenía otras alternativas, las que el poder le obligó a asumir, un hecho fatal. Se trata de un proceso que ningún líder puede negarse a reconocer. Es una convicción ineludible. Lo contrario significaría la barbarie. Siria se encuentra en un dilema: el encuentro entre la modernidad y el desastre religioso. Su líder debe garantizar la libertad religiosa de las minorías. Ahora lo que haga ya representa una competencia fundamental de un Jefe de Estado, lo contrario significaría renunciar a sus prerrogativas constitucionales, aunque impuestas por su padre.

Los cristianos sirios no deben ser despojados de sus derechos, lo contrario implicaría una maldad contra la Humanidad. Solamente en la unidad entre pensamientos religiosos diferentes se puede encontrar la fraternidad necesaria para el cambio. Lo otro significaría el desastre humano y la especie ya no debe darse a semejantes aventuras. Los árabes merecen un mejor destino ajeno a Mahoma y la Humanidad les dará la línea fatal. Y Siria, ayudada por Rusia está triunfando en la guerra contra ISIS o Estado islámico. La liberación de Alepo nos habla claramente del desenlace de un proceso cruento, pero lleno de esperanza. El costo debería ser pagado por Hillary Clinton, una criminal que debe ser acusada por crímenes contra la Humanidad. Indudablemente no llegará a esta instancia. Le salvarán sus aliados.