Escenarios callejeros

Fuera del carnaval y después de ese maravilloso evento que se repite anualmente en nuestro medio y que tiene un escenario mayor a tres kilómetros de longitud callejera, resulta que otras demostraciones también folklóricas y de otro tipo se repiten con inusitada frecuencia, pues no faltan motivos para hacerlo y se cumplen en las calles de la ciudad, por el centro y en diferentes zonas dependiendo de la ubicación de algunos templos o la localización de ciertas casas de fiesta, que son parte de creencias que impulsan las continuas celebraciones.

Se suman con cierta frecuencia las manifestaciones sociales, marchas de protesta que también utilizan las avenidas de la ciudad y confluyen generalmente en la Plaza Principal o la Avenida Cívica, no sin antes estremecer a los vecinos con el uso de "cachorros de dinamita", también petardos y el descontrolado uso de altavoces con arengas de grueso calibre.

Como alguien calificó el problema, se trata de un caos de consecuencias mixtas que alteran la paz ciudadana, ponen en riesgo a los peatones obligados a transitar en condiciones de total inseguridad, pero además soportando una serie de efectos negativos de esas incursiones festivas o de otro tipo que convierten ciertas esquinas en mingitorios públicos, incomodan a propietarios de inmuebles, atentan los derechos de circulación de transeúntes y motivan justificadas protestas de la colectividad que se siente desamparada ante la anuencia de autoridades que dejan pasar y hacer, todo lo que está prohibido.

Para ciertos observadores, estas muestras de indisciplina tienen orígenes en factores de poder y demostración de riqueza, no otra cosa significa el paseo por calles, con lujosos atuendos, con diversión en cualquier día y por lo que se sabe con varios días de jolgorio. En otros casos, llegar a las calles es algo que sabiendo que está mal, lo admiten los directores de establecimientos educativos, dejando de lado el ejemplo que debería practicarse respetando normas y evitando molestias a los padres de familia y a la vecindad en conjunto. De los movimientos sociales, no se los puede evitar por la condición de "derechos pre ganados" por los sectores sociales, aunque sus dirigentes muy bien podrían evitar causar pánico especialmente a niños y transeúntes en general, cuando se "disparan" cachorros de dinamita y petardos.

Todo es transgresión, hay exposiciones en la Plaza de Armas, con puestos de comidas y bebidas, otros días se bloquean las esquinas y se escucha a furibundos oradores en un mitin al mejor estilo revolucionario. No faltan danzarines y bandas, caos general y las autoridades pasivas y contemplativas, prefieren quedar bien con pocos indisciplinados a costa de la molestia que soportan centenares, miles de sufridos y confundidos ciudadanos disciplinados.

Las calles, sitios respetados en otras latitudes, han perdido su funcionalidad de servicio urbanístico para garantizar el derecho de personas por las aceras y de vehículos por las calzadas, con un cumplimiento inquebrantable.

Fuente: LA PATRIA