Miercoles 29 de marzo de 2017

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El Presidente Morales, seguramente en base a las experiencias vividas en su vida privada, sindical y política, al iniciar su gobierno el año 2006, se mostró proclive a realizaciones importantes y a demostrar que él, conjuntamente su partido, podría aplicar políticas de cambio que precisaban problemas arrastrados desde hace muchos años, pero?
El tiempo, pésimo consejero en este caso, se encargó de "mostrarle" al Presidente otros caminos pero enmarcados en una soberbia que le hizo mucho daño y, sobre todo, causó males al país. Poco tiempo duraron sus buenos intentos para los cambios, para manejar el país conforme a líneas de eficiencia y responsabilidad. Escaso tiempo duró el sentido de país que había impreso a sus primeros embates contra la pobreza y el subdesarrollo.
La comunidad nacional, por tener conciencia de que el señor Morales provenía de estratos netamente nativos, creyó que aplicaría políticas que permitan superar viejos moldes y antiguas costumbres implantadas en muchos regímenes y que no siempre estaban acordes con las urgencias y necesidades de la nación; había el criterio, no sólo por parte de los bolivianos, sino hasta de la comunidad internacional, de que el panorama político, económico y social de Bolivia sufriría cambios sustanciales con los que, de una u otra manera, hasta las instituciones privadas estaban de acuerdo.
La soberbia, principio de la mayoría de males que sufre el ser humano, jugó su papel y el Presidente cambió sus intenciones iniciales sin introducir cambios que él creía necesarios. Efectivamente logró una inserción de indígenas y campesinos, reconoció sus derechos y puso en práctica principios elementales de la Reforma Agraria de 1953, confió en que el campesinado podría ser artífice de su propio desarrollo y progreso, sí, lo hizo; pero a medias, porque no creó las condiciones en que esos cambios debieron producirse y todo lo hecho rebasó ciertos límites hasta que, una parte de ese conglomerado incorporado a la vida activa de la nación se descarrió e ingresó en los campos de la corrupción, del nomeimportismo y, con su conducta hizo que el Gobierno aplique las malas políticas del "dejar hacer y dejar pasar" que tanto daño hacen a los países pobres y subdesarrollados como es el nuestro.