Está visto que resulta muy difícil alcanzar el objetivo de dialogar extremando todos los recursos disponibles por la vía armoniosa y comprensible antes de entrar en una fase de confrontación que lastima y duele a la ciudadanía.
Lo más grave es que al existir posiciones radicalizadas en bandos diferentes, en cada trinchera se defienden posiciones con la fuerza que impele a unos y otros a querer demostrar razones o simplemente caprichosas actitudes.
Desde la emisión de un decreto en materia salarial las cosas se han puesto tensas entre el gobierno y los sectores laborales, especialmente el magisterio y los fabriles, tras de estos otros como municipales, empleados de comercio y algunas otras ramas que con un cinco por ciento de incremento en salarios no solucionan sus problemas para compensar el desfase en la canasta familiar.
La Central Obrera Boliviana, vanguardia en la defensa de los intereses de los trabajadores del país, mostró en las últimas movilizaciones una profunda división interna que todavía no ha sido superada, pero que dejó mal parada a la clase laboral, que reducida por el repliegue de los mineros avanzó hasta llegar a la sede de gobierno donde insistirá en un mejor salario.
El Poder Ejecutivo, a través del Ministro de Educación, hizo saber que “hay disposición al diálogo… pero sin tratar el tema de un incremento salarial mayor al 5 %”, ¿será esa oferta admisible para entablar un diálogo? Parece que no.
Tampoco es posible doblar el brazo a los marchistas y huelguistas cuando estos apuntan la necesidad de obtener un justo salario, pero sin necesidad de dialogar, al contrario la solución se plantea bajo alternativa de profundizar las medidas de presión.
En una tercera posición están los mineros que han quedado vapuleados y con una imagen política oportunista y oficialista, por las condiciones en que mostraron su interés de “arreglar sus cosas” sin importarles el resto de los trabajadores… Parece difícil una reivindicación inmediata del sector con los obreros y empleados asalariados.
Nadie quiere dialogar, todos hablan de ciertas actitudes para salvar el país, para evitar enfrentamientos entre bolivianos sin embargo en la práctica de cada día valen las acciones y no las meras intenciones. Por tanto es muy importante que cualquiera de los bandos abra una puerta al verdadero diálogo.
La situación es de peligrosa conflictividad que puede derivar en hechos muy lamentables si por falta de diálogo se llega a los extremos que no deberían darse en un proceso que se precia de respetuoso de libertades, dignidad y derechos para todos los ciudadanos.
Es urgente que desde el Poder central se dé muestras de un trabajo de gobernabilidad en democracia, esto quiere decir, abriendo las puertas a todos los sectores para dialogar, concertar y amigablemente consensuar criterios que ya no estén enmarcados en la pura práctica política partidista, sino en la búsqueda paulatina de soluciones prácticas para los bolivianos.
Fuente: LA PATRIA
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