Según el criterio de las Naciones Unidas, se considera jóvenes a las personas con edades comprendidas entre los 15 y 24 años. Es ahà donde los padres empiezan a preocuparse, cuando los hijos jóvenes inician sus primeros pasos en la conducción de vehÃculos motorizados. Y no es para menos, pues al menos dos veces al mes se escuchan y observan consecuencias fatales de los hechos de tránsito protagonizados por jóvenes. Es bueno recalcar que si bien en algunos casos los jóvenes no llegan a fallecer a causa de los hechos de tránsito, sà quedan con secuelas o problemas fÃsicos de por vida.
Cuando se analiza la relación entre los jóvenes y la conducción se identifica una franja etaria entre los 15 a 29 años de edad como la más afectada por los hechos de tránsito, donde se aprecia que los jóvenes son los que más aportan en las estadÃsticas de los siniestros viales. El joven es inmaduro, psicológicamente inestable y se caracteriza por:
Criticar el mundo de los adultos.
Criticar las reglas impuestas por los padres.
Tiene pocos conocimientos en seguridad vial y escasa experiencia frente al volante.
Es propenso a cometer excesos, puede caer fácilmente en el consumo de drogas, alcohol y la conducción peligrosa.
Posee una visión muy efÃmera del mundo.
Es desafiante y temerario.
Tiene la falsa creencia de ser el justiciero.
Esta inestabilidad emocional tiene serias consecuencias en el tránsito cuando un joven tiene a su cargo un vehÃculo (bicicleta, motocicleta, automóvil, etc.) ya que su conducta se caracteriza por cometer excesos, motivado por:
Autosuficiencia: los jóvenes creen que "no les va a pasar nada" y sà les pasara consideran que tienen la capacidad suficiente para sobrellevar las consecuencias que acarrea un hecho de tránsito.
Exhibicionismo: los jóvenes sienten la necesidad de exhibirse, es una caracterÃstica de la juventud para afirmar su personalidad, lo más peligroso se da cuando eligen un vehÃculo para demostrar sus habilidades, elevando el nivel de riesgo y exponiendo a peligros inminentes a los demás.
Influencia del grupo: no siempre los grupos de amigos son de tendencia negativa, pero en algunos casos se ha podido evidenciar que alguno de los integrantes promueve o incentiva a adoptar conductas riesgosas en el tránsito.
Los tres temas que acabamos de comentar constituyen causas de alto riesgo entre los jóvenes, si a ello le adherimos la influencia del alcohol y las drogas el riesgo crece aún más.
Es necesario recalcar que no todos los jóvenes actúan y conducen de la misma forma, sin embargo, hábitos de entretenimiento prolongados y relacionadas con la conducción nocturna o el consumo de bebidas alcohólicas, pueden ser factores de riesgo durante la conducción, a ello podemos adicionar un componente que incide en mayor medida sobre la cantidad de hechos de tránsito protagonizados por jóvenes, que es la falta de experiencia o pericia en la conducción.
Un estudio realizado por la Fundación Mapfre (Mutualidad de la Agrupación de Propietarios de Fincas Rústicas de España) reflejó que los jóvenes por regla general, no ven la actividad de conducir como una acción peligrosa, es más confÃan en exceso en su capacidad para controlar el vehÃculo en cualquier situación, por lo que arriesgan mucho más. Según el mismo estudio, los jóvenes consideran que son igual de buenos, incluso mejores que la mayorÃa de los conductores experimentados, por lo que no son conscientes de que deben mejorar aspectos de su conducción, y tienden a pensar que los demás son quienes deben mejorar.
Por tanto los padres y los jóvenes deben ser conscientes de las problemáticas que acarrea esta experiencia y tomar medidas adecuadas para reducir riesgos.
"Nuestros hijos, son lo más preciado que tenemos"
(*) Cap. MSc. Docente UNIPOL
borismen55@gmail.com
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