Después de todo lo acontecido es imprevisible lo que pueda suceder con el máximo organismo del sector laboral del país, la denominada en sus mejores tiempos como la vanguardia y gloriosa Central Obrera Boliviana.
No se puede señalar que la tendencia política estuviera separada de la práctica sindical, la misma siempre estuvo acompañada de tendencias políticas aproximadas a las tradicionales conductas de la izquierda mundial y de las corrientes criollas seguidoras de aquella conducta, en defensa de los derechos laborales que propugnan la libertad y la igualdad.
La Central Obrera Boliviana (COB), resistió la presión de los sistemas oprobiosos de las dictaduras, en realidad los más fuertes que atentaron contra su integridad institucional, fueron tiempos en que los dirigentes sufrieron el rigor de la fuerza que no contemplaba el respeto a los derechos humanos y menos la libertad de asociación para ejercer actividades comunes de grupo en busca de mejores condiciones de vida.
Las actividades sindicales del país fueron lideradas por el sector tradicional más combativo, el de los mineros, que también fue vanguardia innegable del proletariado, seguidos de los fabriles y otras ramas sindicales que resistieron aún con la ofrenda de muchas vidas, las acciones de los detentadores del poder en circunstancias especiales de la dramática historia nacional.
La COB ha sido un referente laboral no sólo en el país también fuera como ejemplo de la resistencia al agravio del ejercicio ilegal que entronizaron los gobiernos de turno, aunque existió un periodo breve en que por la vigencia de un gobierno de corte izquierdista liderado desde el palacio de gobierno por un militar golpista, impuso una forma de gobierno que finalmente fue rechazada por las propias fuerzas sindicales, fue el tiempo de la dura Asamblea del Pueblo que usó a dirigentes títeres para introducirse en la conciencia ciudadana, pero sin lograr su objetivo de predominio absoluto.
Las organizaciones laborales del país pueden calificarse de izquierdistas, pueden autodefinirse como extremistas o duras en las consignas sindicales, sin embargo, a la hora de la verdad, como los toreros que enfrentan a la bestia y su cornamenta, primero está la fe y luego la ansiedad de vivir en libertad. Por eso es que el sector laboral pervive, persiste y permanecerá vigente.
Sin embargo hay corrientes que pueden lastimar esa consecuencia y esa fe, el más peligroso sistema es el de la penetración en las filas de infiltrados que buscan su atomización, su destrucción y su aniquilamiento para dar paso a la imposición de medidas que liquiden la vigencia de organismos que enfrenten la injusticia y la prepotencia.
Parecería que en el tiempo presente algo de esto último está ocurriendo y la COB está sintiendo el efecto de maniobras dirigidas a su división y luego a su liquidación. La posición, ojalá sea equivocada y coyuntural de algunos mineros, no puede cambiar la conducta y la entereza de una institución que seguirá siendo baluarte de la defensa de los intereses del gran sector laboral del país. El ciclo de la COB no se acabó, pero merece un ajuste en su estructura interna para devolverle fortaleza, seguridad e independencia de clase.
Fuente: LA PATRIA
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