Martes 14 de marzo de 2017
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Los polÃticos deben aprender a ser buenos oradores por la frecuencia de los requerimientos de intervención de esclarecimiento a la población a la cual se deben, empero, el buen orador polÃtico utiliza el buen sonido de su propia voz como una droga que debe ingerirse con moderación y limitar su uso de la primera persona en singular.
La población puede tener dos razones para pedir la intervención pública de un polÃtico, uno puede ser que deseen escucharlo; la otra que crean que deban hacerlo por interés en el tema que les puede afectar o ya les ha afectado. Si la prensa, que es un mecanismo valido de la población para conocer los temas de la polÃtica social y económica, le pide hablar a un polÃtico lo hace porque espera que ese servidor público tenga algo interesante que aclarar, afirmar o negar con fundamentos; en este caso el polÃtico vera que la suerte está de su parte y, consecuentemente, no hay que desperdiciar la ocasión expresándose correctamente y transmitiendo la verdad.
