Domingo 12 de marzo de 2017
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Picpus, 10 de diciembre de 1650
Desde hace un mes que estáis en ParÃs. No estoy contenta de vos. No sé si me amáis tanto como antesÂ? Ibais a las reuniones, pero os costaba tanto esfuerzo como a mÃ. No me decÃais: "Me gusta el baile, me gusta la compañÃa". Esto es como decirme: "Os amo débilmente; el amor no es ya el mayor interés de mi vida". No vayáis a pensar que hablo de la sociedad y de la corte como las mujeres de los banqueros hablan de las mujeres de la nobleza. Tenéis una idea muy equivocada de mi filosofÃa; no, no tengo odio, sino a todo lo que os aleja de mÃ: ¡Si a lo menos compartierais mis pesaresÂ?! Cuando os vais de mi lado, ¿no es ello un sacrificio que hacéis al deber? Si os costara más trabajo cumplirlo, yo unirÃa mi esfuerzo al vuestro; pero vos no lo necesitáis, y esta idea me irrita más cada dÃa. SÃ, lo juro, renunciaré a vos, como sea menester renunciar a la esperanza de agradaros yo sola; si otros intereses os ocupan, os placen, mi suerte está decidida. Osasteis decirme ayer que deseabais verme divertir. ¡Insensato! Sabed que el momento en que podré distraerme, en que vuestra imagen desaparezca un instante, ya no os amaréÂ? No digáis más: "Puedo amaros con locura y divertirme"; no, no, no; si os complacéis en hallaros donde yo no estoy, es que ya no me amáis.
Por lo demás, lo habéis adivinado. Yo no sabÃa que tuviese un amador comediante. Imagino que será alguna noticia que os han traÃdo de provincias. Puesto que intentan alarmaros, debieran a lo menos contar chismes más razonables. Noto que las mujeres, aunque no se tengan mucha caridad unas con otras, en este punto se tienen más miramientos que los hombres. Es raro que una mujer diga a otra: "Vuestro amante os engaña", como no sea muy mal intencionada, o se trate de una amiga quien piensa tener el deber de advertir; mientras que entre los hombres esto es casi una diversión: vuestros amigos os dicen esas cosas sin escrúpulos. Creo adivinar la razón de esto. Cuando un hombre avisa a otro, espera curarlo; en cambio, una mujer sabe perfectamente que, por lo común, al abrir los ojos a su amiga no la cura de nada. Yo estoy muy cierta, y no es vanidad, que las personas que os hablan mal de mà no obran de buena fe; afectan una severidad que no tienen; y sin el interés que piensan tener en desprenderos de mÃ, tal vez quien de mà os habla mal, os hablarÃa bien.