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Sábado 11 de marzo de 2017

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Revista Tu Espacio

CINE

"Manchester frente al mar" La forma de la culpa y el dolor

11 mar 2017

Fuente: Israel Paredes (sensacine.com)

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A pesar de haber dirigido tan solo tres películas en 16 años, una de ellas, Margaret, estrenada casi seis después de su realización y en una versión reducida -aunque después saliera el montaje de casi tres horas-, Kenneth Lonergan es uno de los cineastas norteamericanos más interesantes de la actualidad. Englobado dentro de cierta idea del cine independiente, su breve filmografía, en realidad, trasciende esos márgenes, como demuestra su tercer y excelente largometraje, Manchester frente al mar, el cual puede poseer algunos de los tropos característicos del cine independiente más estandarizado; sin embargo, resulta más interesante no solo, que ante todo, la personal, medida y reflexionada puesta en escena de Lonergan, sino también su trabajo en relación con el melodrama.

Al igual que en Margaret, y quizá no tanto en Puedes contar conmigo, en su nueva película el director imprime un sentido musical a las imágenes y a la narración que sirve para resaltar el contenido de estas, ya sea su significado o su sentido emocional, aunque en ocasiones, como en la secuencia que explica los motivos por los que Lee (un excepcional Casey Affleck) sufre un trauma, sumido en una culpa que no consigue superar y que hace, además, que en su regreso a la localidad bostoniana de Manchester no sea del todo bien recibido.

Una secuencia en la que Lonergan, siguiendo el sentido operístico que tenía Margaret, sobre todo en su parte final, crea una distancia con respecto a la gravedad de los sucesos, enfatizando que estamos ante una construcción dramática y rompiendo, de alguna manera, con el realismo del resto de imágenes de la película.

De alguna manera, logra de esa forma reducir el posible impacto emocional de lo narrado, sin embargo, una vez expuesto lo sucedido, cuando Lee se enfrenta al interrogatorio policial, desnuda por completo al personaje. Así, Lonergan imprime de sentido musical al desarrollo de la trama, ya sea mediante la partitura de Lesley Barber o a través de la música de Handel o Albinioni, por ejemplo, que potencian tanto el exterior -el paisaje- como el interior de los personajes.

Es más, trasciende la estructura de la película a base de rupturas de linealidad mediante flashbacks, dado que estos surgen en momentos determinados para explicar, o ampliar información, no solo de los sucesos externos, sino para explicar elementos internos de los personajes, especialmente de Lee. Esas ideas y venidas en el tiempo producen una cadencia que denotan la buena construcción del guion a la par que su perfecta traslación a pantalla.

En sus tres películas, aunque desde muy diferentes puntos de vista, Lonergan parte de algunas cuestiones muy afines en cuanto a cuestiones argumentales y de personajes, como son la culpa, el remordimiento, la búsqueda de castigo, la pena, el duelo, la pérdida? y todo ello en Manchester frente al mar toma incluso más fuerza que en las dos anteriores por el contexto bostoniano que sirve de paisaje para la historia así como la nada aleatoria elección de mencionar en varios momentos la condición católica de los personajes.

Fuente: Israel Paredes (sensacine.com)
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