El Presidente de los Estados Unidos está utilizando un slogan de tres palabras para mostrar una posición discriminadora en la geografÃa más próxima al territorio que gobierna, dice "América para los americanos" olvidando que América es mucho más que el Norte que gobierna.
En el análisis obvio de tal situación, hay sectores que reaccionan con toda razón y le piden a Donald Trump que sea concreto y claro su slogan. "América del Norte, para los norteamericanos", porque de esa latitud geográfica, pasando por los Estados Unidos de México, todos los paÃses de Centro América y unidos a los de Suramérica y hasta el extremo en la Patagonia o el mismo polo Sur, también somos americanos, sólo que con marcadas diferencias económicas e ideológicas, que nos separan conceptualmente pero sin romper el nuevo concepto de Continente Latinoamericano.
El Sr. Trump habla de América para americanos, como lo dirÃan, los chinos para la China, cuando en ese lado se habla del continente asiático, con muchas más diferencias que la de otros continentes, pero agrupando potencias industriales que pueden alterar condiciones hegemónicas de otras latitudes, se trata de paÃses potencialmente económicos, algunos con carencia total de recursos naturales como hidrocarburos o minerales, que nos compran para industrializarlos y hasta manejan precios y mercados.
Leer más
Lo que debe establecer el presidente Trump, es que cumplirá una serie de planes en Norteamérica y para los ciudadanos de ese paÃs, se supone con algunas inclusiones pero con mayor número de exclusiones. DifÃcilmente se podrá pensar en una América gigante, sino en la que está parcialmente segmentada y que sin embargo de llegar a cumplirse el sueño del Libertador de América, unidas todas las naciones de la América Nueva se convertirÃan en la mayor potencia del mundo, tanto en extensión territorial, cuanto en riqueza natural, con inmensidad de recursos, con inigualables condiciones de sostenimiento y con las más grandes posibilidades de producción, industrialización, comercio interno y exportaciones para todas las necesidades, compitiendo abiertamente con las de paÃses asiáticos, las de Norteamérica o las europeas. El potencial es inconmensurable.
Pero lamentablemente "el sueño de unirnos" es todavÃa una utopÃa, en tanto persistan los intereses particularizados de regiones que se desenvuelven al influjo de ciertas condiciones ideológicas que quiérase o no siguen siendo la causa de los conflictos, de los desacuerdos y los intereses sectariamente manejados desde la "intimidad" de algunos paÃses que "dividen para reinar" y buscan ser parte de un "poder" en la región, aspecto que desdice los conceptos de unidad y de integración que pueden ser más fuertes en el momento de las grandes decisiones
Faltan polÃticas abiertas de solidaridad regional para establecer un conjunto de medidas que paulatinamente confirmen la idea superior de unir fuerzas para crear un continente que haga frente a cualquier interés foráneo, respetando reglas de juego, omitiendo condicionamientos de presión económica o polÃtica, adecuándose a las regulaciones de una América verdaderamente abierta a todos los ciudadanos por decirlo asÃ: "desde el Golfo de México hasta Tierra del Fuego".
La idea gira en lo utópico, pero puede convertirse en realidad si se parte de la necesidad de aprovechar la riqueza regional, para millones de latinoamericanos, abriendo puertas a un comercio exterior de ida y vuelta, pero bajo normas de un Gobierno múltiple, con normas regionales producto de una democracia vigorosa, sin falsos profetas y sin caudillistas de ocasión.
Fuente: LA PATRIA