Hay un sendero que conduce a lo desconocido, el sendero por el cual transitaron Marcelo y Miriam para llegar al final de ese camino y encontrarse con la divinidad en el Reino del Señor. Ocurrió un trágico accidente, justamente en un camino, el que recorría la pareja, al encuentro de su destino.
Sucedió en una carretera del Perú a donde se trasladó el matrimonio de Marcelo Miralles Bová y Miriam Iporre de Miralles, en busca de ampliar su espíritu de aventura y conocimiento, parte importante que cumplían regularmente en varios viajes, por nuestra bella geografía y la tentadora idea de ver personalmente lo interesante de países vecinos. La pareja estaba de retorno de la zona de Ilo en el vecino país del Perú, cuando encontró un trágico final a su curiosa travesía.
Marcelo Miralles Bová, tomó la posta de conducción del matutino La Patria, a la muerte del Patricio orureño, Don Enrique Miralles Bonnecarrere, el periódico orureño está próximo a cumplir su centenario y en ese periodo previo, había que inyectar sangre nueva al proyecto, de ahí que la posta fue compartida en su manejo por Marcelo Miralles Iporre (el hijo), que asumió responsabilidad en el reto de colocar a La Patria en el mismo nivel de los matutinos nacionales, situación que se cumple denodadamente y que con seguridad persistirá en su objetivo.
La Señora Miriam Iporre de Miralles, la conocíamos como (Mirita), fue parte activa del emprendimiento, decidida a los cambios necesarios producto de la urgente necesidad de modernizar equipos y superar la producción del matutino.
Una tarea conjunta de un matrimonio ejemplar en su constancia y en la entrega sin límite de capacidad, tiempo y esfuerzo para que La Patria, en igualdad de condiciones pueda competir con la prensa nacional. Labor empresarial familiar truncada momentáneamente por las circunstancias que no se buscan pero se las encuentra en el camino de la vida.
Hay mucho por hacer en la vida de cada ser, en el caso de Marcelo y Miriam cumplían el reto de vivir por su familia y su empresa, sembraron buenas semillas y la cosecha está en el ejemplo que sigue su descendencia, la que ahora tendrá la responsabilidad de continuar trabajando unida para completar el proyecto de darle a Oruro, su periódico, el pan diario de los orureños.
Al encontrarse con Dios en la otra vida, Marcelo y Miriam sabrán lo que es eternidad, tiempo que no se cuenta por edades, vida que está más allá del tiempo, que no se mide por salidas y puestas de sol, ni aun cuando aquellos amaneceres y anocheceres fueran inmortales, sino que representa aquella serenidad perfecta que significa la unión con Dios, en cuyo tiempo es sólo un paso el incidente de la existencia, siendo la siempre presente realidad, la verdadera vida del espíritu.
Paz para una pareja que se adelantó en su viaje al más allá y conformidad y entereza para la familia que seguirá en la búsqueda de sus objetivos.
Fuente: LA PATRIA
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