Lunes 17 de mayo de 2010

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En el libro “El Camino Interno”, de los cristianos originarios en Vida Universal, el querubín de la Sabiduría Divina, el hermano Emmanuel, nos da indicaciones sobre como empezar el día en Dios. Allí se nos dice que cada mañana, al despertar, el caminante del sendero hacia el interior debería ofrecer a Dios el primer impulso de agradecimiento hacia Él. Luego, el caminante se levanta en forma armoniosa, y realiza la “Oración al Sol”, también llamada oración del éter.
El caminante se pone de pie, y orienta el rostro hacia el Este. Levanta sus brazos, con las palmas de las manos orientadas también hacia el Este. En esta postura de oración, invoca al Espíritu universal en el infinito, con palabras semejantes a las siguientes:
“¡Corriente eterna del infinito,
Tu, Espíritu universal en todo ser!
Llena mi alma y mi cuerpo con la fuerza espiritual,
Con Tu vida.
¡Espíritu eterno!
Traspasa las partículas de mi alma
Y las células de mi cuerpo.
Despierta todo mi ser
A la vida consciente armoniosa,
Que eres Tú.