Miercoles 22 de febrero de 2017
ver hoy
Es a veces un hombre de palabra. Como se recordará, pasado el impacto inicial, y con el disgusto apenas disimulado, pero con la faz risueña y tranquila, dijo a sus más cercanos que contenían el llanto: "hemos perdido sólo el primer tiempo, hermanas y hermanos; pero aún nos queda el segundo?" Esa etapa está ahora en marcha. La democracia sólo sirve para lo que uno quiere. Trump fue más sincero: "aceptaré el resultado si yo soy el ganador", dijo el magnate con brutal franqueza.
Bolivia es el país de las "entradas", justamente estamos en ese tiempo de los diablos sueltos; por lo que no es raro ver gentes enmascaradas, disfrazadas, incluso con el indumento de demócrata. La reina de la comparsa, de la que es sólo una ficción, será ¡qué duda cabe! la que se hizo un tiempo popular a fuerza de ser víctima, y la que luce ahora una estampa reivindicativa: hizo gemir de rabia a sus verdugos. ¿Cuál sería su retrato si le dejaran defenderse en libertad? De todas maneras, ¿pensó alguna vez en ser tan famosa?
No hay nada superior a los "azules", por el miedo que provocan. Los votos pueden ganarles - como ya ha sucedido - pero en el terreno de las marchas, los bloqueos y los discursos fogosos nadie les pone el pie encima; son los campeones, las "minoráis eficaces" de que hablaba un conocido sociólogo. En una ocasión como ésta, es suficiente impartir la consigna por los medios y la cadena de mando irrompible funciona (no es como la de Chaparina). Y entonces hay que ver qué diestros son. Si resucitara Atila con sus huestes famosos, los "Unos", volverían a la tumba, esta vez fulminados por la envidia.