Recientemente un señor muy devoto de la Virgen del Socavón, y comprometido seglar de siempre, me detuvo en la calle para intercambiar respecto del escandaloso consumo de bebidas alcohólicas que se da de una manera incontrolable con ocasión de la Peregrinación del Sábado del Carnaval que verifican cientos de danzarines en un largo recorrido hasta concluir a los pies de la SantÃsima Virgen MarÃa, bajo la advocación de Nuestra Señora del Socavón en el Santuario del mismo nombre.
QuerrÃa el sincero devoto de MarÃa SantÃsima que los otros devotos que acuden al Santuario Diocesano del Socavón de Oruro bailando, hicieran un voto ofreciendo a la Reina del Folklore boliviano su sacrificado peregrinaje danzante, pero no sólo el baile, sino el que le prometan llegar a sus plantas en un estado de sobriedad total.
- Aceptar creyendo y vivir conscientemente toda esta misteriosa realidad de la presencia e intervención de MarÃa, Dispensadora de la gracia en el proceso de nuestra salvación individual. Ella está constituida por Dios como nuestra Abogada e Intercesora, Corredentora en el Plan de salvación al lado de Cristo y como esposa del EspÃritu Santo. Ella ha recibido de Dios -especialmente por medio de la glorificación de su alma y cuerpo- poder sobre nosotros sus hijos, para que reavivemos en nosotros su fe y amor, o para que compartamos con ella la fe y el amor a Dios.
- Identificarnos conscientemente con sus sentimientos respecto a Dios. Nos los puede realmente suscitar y suministrar. Ojalá la dejemos reinar sobre nuestros corazones y sus movimientos, sobre nuestro pensar y sentir, tomándola como nuestro modelo en todo.
La verdadera devoción a MarÃa no es simplemente admirarla, alabarla o adornar sus imágenes o recurrir a una peregrinación a su santuario. Ha de ser un querer desaparecer, un soltarse a sà mismo, un abandonar nuestro afán de auto-salvación, un vivir el programa de nuestro bautismo en unión y con la ayuda de MarÃa que nos fue dada como madre para este desafÃo. Y esto se puede vivir de muchas maneras, o si quiere tiene muchas expresiones: podemos encerrarnos en su seno y dejarnos alimentar por su amor materno. Podemos refugiarnos y escondernos bajo su manto protector (el Escapulario). Podemos echarnos confiadamente en sus brazos amorosos, podemos pedir que su mano maternal nos guÃe, que Ella, la Madre del buen consejo, nos aconseje, que nos eduque, enseñe, y lleve a la perfección de Cristo, a Quien ella formó como "molde". Ella nos cuidará y guardará, nos protegerá y defenderá del maligno. Podemos pedirle que Ella nos "revista de Cristo" (Ef. 4,24 / Col. 3,10 / Rom. 13,14 ) Podemos pedir que su mano santa moldee, plasme, amase nuestra arcilla, hasta que queden impregnados en nuestros corazones y almas todos los rasgos de Jesús y sus virtudes (I Tes. 2,7 / Luc. 6,40 / Gal. 4,19 / Ef. 4,13 ) de modo que Ã?l pueda aflorar en nosotros.
Un alma que se apegue al mundo, a sus diversiones, a vivir la vida a tope, a pasarlo bien se aleja de Dios, porque va colocando en su lugar la falsa alegrÃa de la idolatrÃa deportiva, folklórica o de otras diversiones que le ofrece este mundo enemigo de Dios.
german_mazuelo_leyton@yahoo.com
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