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Jueves 16 de febrero de 2017

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Ecológico Kiswara

EDITORIAL

Los malos hábitos persisten

16 feb 2017

Fuente: LA PATRIA

Cuando una persona ha tenido que cargar pesadas garrafas por mucho tiempo, en el momento en que le llega la facilidad del gas por red siente tal alivio que si le faltara el servicio significaría un trauma el tener que volver a la precaria práctica de corretear con las bombonas de gas licuado que causan desde macurcas en los brazos hasta fuertes dolores de espalda.

Es así cómo la gente ha ido acostumbrándose a ciertas comodidades, y aunque muchas de ellas pueden ser consideradas como malos hábitos son difíciles de cambiar, de esta manera es como el consumismo fue instalándose en las sociedades de a poco, pues la industria fue facilitándonos la vida con comida envasada, tecnología destinada a aliviarnos el trabajo y otros productos, pero cuando todo eso se puso a disposición del público no se pensó en lo nocivo que resultaría para el medio ambiente.

Los malos hábitos de consumo fueron instalándose entre las personas y ahora son muy difíciles de dejarlos, pues sin ir lejos, un ejemplo de aquello es que toneladas de alimentos se botan al año, sobre todo en las grandes capitales, en países considerados industrializados o desarrollados, pues como ahora es más fácil abrir una lata y obtener una ensalada completa, evitando el esfuerzo de preparar y cocinar entonces también resulta menos dificultoso botar lo que sobra, y en muchos casos se suele comprar demás, es decir, más de lo que una persona o familia pudiera consumir, mientras en otras partes del orbe existe gente muriendo de hambre.

Por otra parte, esos hábitos de consumo masivo han hecho que la demanda de productos sea mayor, lo cual redunda en que su elaboración o fabricación sea un atentado contra la naturaleza. Sin embargo, lo de los alimentos es sólo un ejemplo de lo mucho que acontece en el mundo, pues también se han desarrollado otro tipo de industrias que también dañan el medio ambiente, como la automotriz, pues hay millones de carros contaminando las ciudades, y otros lugares, pero ya está muy arraigada entre la gente la costumbre de movilizarse en un motorizado. Es más fácil poner la ropa sucia en una lavadora y dejar que haga el trabajo, pero aquello implica un mayor consumo de agua, que se bota sin pena a los desagües y no se recupera más, al menos en algunos países se tiene un sistema de tratamiento de aguas residuales que hace que el líquido elemental sea reutilizable.

Vistos estos ejemplos de lo que ocurre en nuestras sociedades actuales, es muy complicado que se pueda hacer un combate efectivo contra los hábitos nocivos que están destruyendo nuestro planeta, que han traído aparejados los fenómenos climáticos y otros que si bien nos complican pero tampoco somos capaces de enfrentar de una manera efectiva.

No obstante, no debemos perder las esperanzas de reparar en algo el daño que hemos causado a nuestro hábitat y debemos hacer nuestra parte para evitar que el planeta se siga deteriorando, aplicando las tres R (Reducir, Reciclar, Reutilizar).

Fuente: LA PATRIA
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