Jueves 16 de febrero de 2017
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Editorial y opiniones
El arte y la historia de luto tratan de reponerse
16 feb 2017
Raúl Pino-Ichazo Terrazas
La toma de Alepo y la intervención de la Unesco, son determinantes para la restauración y, si se puede la reposición de invaluables obras de arte de la antigüedad, aunque la irracionalidad de los yihadistas continúa y la observación de inconcebibles imágenes filmadas a posta para testimoniar la acción primitiva, destrozando irreparables obras de arte antiquÃsimas como la estructura bellÃsima de Palmira, patrimonio de la humanidad, anteriormente se destruyó el museo de Irak (siglo 7. antes de Cristo) y, emergió un dolor universal debido a que este dolor es un mal sólo porque es la vivencia de un mal. Este dolor por el arte concebido con profunda inspiración y amor por nuestros antepasados humanos produce un inobjetable disgusto, una repugnancia al más indiferente cuando los ojos del mundo, atónitos a esta desestructuración del ser humano, contemplaban el aniquilamiento de bellezas históricas. Entonces, se consuma el mal al arte que denota la ausencia total de perfección y plenitud del ser porque el mal no tiene valor.
Ese odio negador del valor propio de la persona odiada y la ideologÃa que representa se manifiesta materialmente violento contra la habilidad, pericia y sabidurÃa de esos eminentes artistas que fueron capaces de legarnos obras de arte sin cálculo de valor pues todo intento de ponderación serÃa siempre aproximado.