Domingo 12 de febrero de 2017
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Un pueblo estoico es el orureño porque viviendo en una geografÃa variada pero agradable, asume la virtud del habito que es la adaptación a los datos del ambiente, de tal modo que este ya no ejerza ninguna influencia perturbadora; en una acepción algo diferente habituarse es el hacer consciente del orureño que fomenta determinados modos de comportamiento, de suerte que son los preferidos por los demás y, esos modos descansan en la genuina hospitalidad y autentico calor humano que brindan los orureños a todos; por ello, sin duda, es el departamento de Bolivia más apreciado por los bolivianos por esas virtudes que, además, benefician a los forasteros y turistas, redituándoles gratÃsimas estadÃas.
Desde el humilde voceador, el limpiador de zapatos, vendedor de loterÃas, como el vendedor ambulante y el establecido, se prodigan con inveterada amabilidad en absolver las consultas que les formulan; los vendedores de todo tipo de mercaderÃa son asequibles al dialogo y a las necesidades y caprichos de comprador, observándolo como un benefactor al cual hay que servirlo y complacerlo. Disponen de un sentido correcto del servicio al cliente sin realizar cursos de mercadotecnia, pues desde el saludo irrumpe el contacto amable adobado de calor humano. Idéntica actitud cuando uno pregunta sobre la composición de un sabroso plato tÃpico orureño, en la calle, en una fonda, restaurant u hotel.