Contaminación múltiple contra la salud

El problema de la contaminación ambiental en nuestro medio, tiene características alarmantes, especialmente en ciertos días y horas y en toda la ciudad, en la que los vecinos deben soportar nauseabundos olores, además de estridentes sonidos y como si fuera poco, una variada policromía en anuncios ubicados sin ninguna consideración en edificios públicos y particulares, en las aceras y en cualquier sitio apto para molestar la atención ciudadana.

La contaminación ambiental se ve afectada con los gases que emiten los vehículos, especialmente los que utilizan diesel y los otros que por fallas de mantenimiento, igualmente expulsan gran cantidad de humo negro (dioxído) que los transeúntes respiran quiérase o no en las calles de la ciudad, en las que además hay sitios con agua fétida, cloacas taponadas igualmente malolientes y en días de lluvia sectores en que las aguas servidas rebalsan y complican la salud de las personas, obligadas a transitar por esos sitios.

Qué decir de la contaminación acústica, todo un desastre por indisciplina de conductores de motorizados, especialmente del servicio público que hacen exagerado uso de bocinas, lastimando los tímpanos de la población, sin que nadie ponga remedio al problema, pese a existir prohibiciones al respecto, como sucede también con el abusivo uso de altavoces fijos y móviles que difunden propaganda, música y ambas cosas juntas, alterando los ya sensibles sentidos auditivos de cada persona.

Se suma otro detalle negativo que igualmente debe ser reglamentado porque se trata de una abierta contaminación visual, cuando en las calles céntricas, propietarios o empleados de negocios colocan o cuelgan infinidad de letreros con una variedad increíble de estrafalarios colores, figuras y textos que la vecindad no puede evitar de observarla porque los negocios ganaron los espacios públicos que deberían ser de uso preventivo y no agresivo de la gente que transita por las atestadas aceras de la ciudad.

El reclamo de la ciudadanía es constante sobre estos problemas que son parte de la cotidianidad y que merecen un tratamiento especial, si se trata de hacer respetar los derechos ciudadanos que por supuesto tienen que ver con la salud de la población, respirando aire limpio, evitando que ruidos estruendosos y letreros polícromos de poco gusto dañen tímpanos y ojos de los transeúntes.

En todos los casos, la responsabilidad corresponde a las autoridades comunales, empezando por su Concejo deliberativo que debería aprovechar su tiempo estudiando, aprobando y aplicando normas que salven al ciudadano de los males contaminantes que deben eliminarse con la aplicación de drásticas sanciones a los infractores, tarea en la que además debe tener responsabilidad directa la Policía Departamental y su personal de vigilancia, con el apoyo de agentes municipales y no a la inversa.

Fuente: LA PATRIA