Sábado 11 de febrero de 2017
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Pregunta una colega cómo es sobrevivir en la sede de gobierno sin agua, con agua de rato en rato o con agua por algunas horas. Parecería que todavía el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) no asume la estocada que ha dado a miles de habitantes, después de los otros estropicios como el teleférico sobre las avenidas otrora arboladas; la torre de babel ensombreciendo la plaza mayor; los edificios sin jardineras de nuevas áreas burocráticas y el cierre por meses del centro citadino.
Pregunté a los ancianos si se acordaban de alguna vez con tanta escasez de acceso al agua afectando a tres cuartas partes de la Ciudad Maravilla y aún a municipios aledaños, como Mecapaca. Quizá la memoria es frágil o quizá porque preferimos olvidar aquello que fue amargo, pero no encontré a nadie que me cuente cómo fue "aquella vez" en los años republicanos cuando los hogares habrían estado sedientos.
Tengo una sola referencia, de hace un siglo, gracias a la gentileza del Archivo de la Fundación Flavio Machicado. Es una nota de "La Razón" del 11 de noviembre de 1926 que informa que todo el barrio de Sopocachi se quedó sin gota de agua. Curiosamente, el articulista comenta que aquello afectó a la "oligarquía" y se burla: "aristocracia sin higiene".