Hay que rehabilitar los lagos orureños

Una reciente inspección al sector donde hace tiempo se ubicaba el lago Poopó en todo su esplendor, como espejo natural en el Occidente geográfico del país y considerado el segundo en importancia, después del lago Titicaca, mostraba que tras la aguda sequía del último periodo no alcanza a recuperar toda la superficie que tenía y menos el volumen que contenía esa reserva acuífera que daba vida a los habitantes de la región y una variada fauna y flora.

Las cosas han cambiado desde que el lago se secó, las familias de pescadores no tienen sustento de vida, muchos han tenido que migrar a las ciudades del interior, algunos a países vecinos, alterando las condiciones de unidad de una etnia reconocida como la originaria del altiplano, la de los Uru Muratos, ahora disminuida considerablemente, ante la perspectiva de dos lagos que no alcanzan a recuperarse, aún después de algunas lluvias caídas que no han sido suficientes para recargar los dos lagos, el Poopó y el Uru Uru.

En realidad si bien el problema de la desaparición de los lagos se atribuye al problema de clima y se culpa a La Nina o El Niño, por el desastre, no es menos cierto que existió manifiesta irresponsabilidad en el cuidado de estas reservas acuíferas, utilizando recursos de un proyecto específico para encarar tareas de previsión, cuidando la recarga con aguas del Desaguadero y evitando por otro lado la contaminación minera, que lamentablemente persiste, pese a comprobarse el terrible daño que ocasiona y que debería evitarse con disposiciones radicales y la exigencia de programas urgentes de mitigación.

El hecho importante es que no se puede "cruzar los brazos" y esperar que entre mayo y junio las aguas desaparezcan, dejando librados a la suerte los meses de febrero, marzo y abril, con pocas lluvias que no alcancen para que se reponga la cantidad de líquido que necesitan los lagos orureños y conformarse con lo que pase, sin extremar esfuerzos para salvar dos fuentes de vida.

Se reconoce que existió descuido en materia de previsión para cuidar los lagos, por lo mismo tan negativa experiencia, debe servir ahora, para encarar trabajos de ingeniería que permitan la canalización de aguas para aumentar el caudal que necesitan los lagos, haciendo que el líquido del Desaguadero no se pierda inútilmente en proyectos contaminantes y se la recupere para mantener la vida de mucha gente en el entorno de los lagos.

En materia de lluvias, puede ser positiva la sugerencia de algunos ciudadanos que piden la presencia del servicio aéreo para "sembrar nubes" y generar lluvias por método artificial en el área de los lagos, como una forma de incrementar el caudal de los lagos. Si ese método ha dado resultados positivos en otro distrito del país, también tendría que resultar de beneficio a nuestra región.

La responsabilidad de desarrollar programas de prevención para recuperar la vigencia de nuestros lagos, corresponde a las autoridades del distrito para que agiliten gestiones ante el Gobierno, para lograr un presupuesto que permita conjurar un caso de emergencia, mantener la vigencia de los lagos y la vida en su entorno natural. Es cuestión de vida.

Fuente: LA PATRIA