Lecciones que dejó esta guerra abundan, y lo interesante es que pocos aprendieron de ella, pero entiendo que una de las más valiosas es que cuando el ser humano debe pensar creativamente en inventar algo para su provecho y beneplácito es algo lento, pero cuando se trata de destruirse es arduamente imaginativo y a veces no tiene lÃmites.
Las ideas e inventos que ha procreado esta contienda suman por millones, y algunas de ellas fueron realmente maravillosas. Muchas de esas ideas hoy por hoy son de nuestro uso continuo y, grandes avances de la humanidad se las debemos, pues nos aseguraron no solo la derrota del nazismo sino la sobrevivencia de la humanidad.
Voy a omitir, por razones obvias, a la bomba atómica, pero no cabe duda que el descubrimiento de la fusión del átomo ha marcado el resto del siglo XX y provechos en salud y energÃa que la ciencia nuclear ha transformado en beneficio para la humanidad hasta el dÃa de hoy y para mucho más. Si no que lo niegue nuestro gobierno que apuesta a este sistema para que vendamos energÃa a futuro.
Por ejemplo estuvo el Panjandarum una criatura cuyas ruedas, de tres metros de diámetro y equipadas con cohetes, debÃan permitirle desplazarse incluso sobre el agua y llevar hacia el enemigo una gran carga de explosivos. ¿El problema? Que apenas lograba desplazarse en lÃnea recta. Un desastre.
El buque Novgorod, quizá el buque de guerra más feo jamás fabricado, existió de verdad. Lo inventaron los rusos y parecÃa que su forma circular serÃa ventajosa, pero resultó que el barco giraba sin control cada vez que se disparaba un cañón. Sólo pudo utilizarse anclado, en una posición fija. Como la canción popular, se trataba de un barco que no podÃa navegar.
El torpedo Mark 14, probablemente el proyectil más impreciso jamás creado: algunos cálculos señalan que fallaba siete de cada diez. Se desviaba del recorrido marcado, no explotaba en el momento adecuado... estos proyectiles se convirtieron en una pesadilla para los soldados estadounidenses durante la II Guerra Mundial. Desde luego, no hay arma peor que aquella que causa más problemas a quien la utiliza que al objetivo al que apunta.
Y asÃ, como estos, miles fueron las ideas que buscando ser beneficiosas sólo encontraron en su inutilidad el verdadero valor del esfuerzo de pensarlas, desarrollarlas, producirlas y ponerlas en práctica.
El imponente edificio costó una indescriptible cantidad de dinero para poder demostrar que tenemos un presidente que por donde pasa es digno de obsequios y homenajes que están expuestos en esas dependencias.
Seguramente algún dÃa el libro de visitas de este establecimiento nos permitirá poner a esta construcción a la altura de esos inútiles inventos. Mientras tanto vamos a seguir mirando desde nuestro balcón el absurdo despilfarro de la poca plata que el destino nos permitió juntar y que como siempre, no supimos aprovechar.
(*) Paceño, stronguista y liberal
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