Jueves 02 de febrero de 2017
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Con frecuencia, los pol铆ticos se declaran dem贸cratas. Esto para justificar pol铆ticas, celebrar aciertos o defender fracasos; y, tambi茅n, para pedir respaldo cuando denuncian conspiraciones para desplazarlos del poder. Y son pocos -si los hay-, los que no ensalzan verbalmente este sistema; claro est谩, desde muy opuestos puntos de vista. Es m谩s: hay partidos que ostentan el nombre de la democracia, e intentan convencer que su prop贸sito -no siempre verdadero- es respetar las libertades democr谩ticas.
Debido a prevalecientes confusiones, contradicciones e intenciones dis铆miles, el 11 de septiembre de 2001, los miembros de la OEA aprobaron un谩nimemente la Carta Democr谩tica Interamericana. Se trata de un documento que pudo haber servido para que los pa铆ses se plieguen a sus preceptos, es decir que ratifiquen su convicci贸n de que "los elementos esenciales de la democracia representativa (son), entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeci贸n al estado de derecho; la celebraci贸n de elecciones peri贸dicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresi贸n de la soberan铆a del pueblo; el r茅gimen plural de partidos y organizaciones pol铆ticas; y la separaci贸n e independencia de los poderes p煤blicos".