La satisfacción inmediata ha sido el resorte que ha mantenido vivas a las nuevas generaciones, uniendo la infancia mágica con una adolescencia prolongada. Y ahora todos andamos en un sinvivir, habitados por la impaciencia, contagiados de prisas, repletos de deseos de cumplimiento inmediato, y ansiosos de novedades que se sustituyen sin cesar.
El escritor Vicente Verdú ve el origen de todo esto en los acontecimientos de mayo del 68, algunos de sus elementos aún perviven: la liberación de la mujer, la cultura del consumo y el placer inmediato. Fue el año que cambió el mundo. Muchas mechas prendieron a la vez (ParÃs, San Francisco, Praga, Vietnam) y una generación de jóvenes se rebeló contra el modelo de sociedad burguesa, a la que combatieron con la liberación sexual, el placer inmediato de las drogas o el acunamiento colectivo en el ´rock and roll´.
El capitalismo, tan odiado, supo adaptarse para "desarrollarse como una verbena de consumo agregada a la fiesta del orgasmo, el antiautoritarismo, la aventura y el amor a la revolución". El resultado fue la aceleración del placer consumista y del goce inmediato. Y mutaron los valores burgueses del ahorro, la utilidad y la finalidad: "Frente al ahorro represivo, el gasto; contra la calculada utilidad, la inmediatez, y frente a la finalidad, la aventura. La reunión de estos tres elementos dibuja el triángulo de la cultura de consumo".
Durante siglos vivimos al ritmo lento marcado por la revolución de la agricultura, que fue la primera gran revolución humana. Miles de años más tarde, con la revolución industrial se empezó a gestar la cultura de la impaciencia, que ha llegado a su grado máximo en el siglo XXI con la tercera gran revolución humana: la revolución de la inteligencia.
El placer instantáneo hundÃa sus raÃces en la naturaleza humana. El genio de la lámpara de Aladino concedÃa solo tres deseos, pero lo asombroso es que el genio apareciera inmediatamente cuando Aladino frotaba la lámpara. Asà nos ha pasado siempre: deseamos y soñamos con que la solución nos llegue de forma inmediata. La magia estaba para ello.
Pero la prisa no sirve para acelerar el ritmo de lo que nos sucede. Ante ella, solo podemos "vivir despiertos": darnos cuenta de que no podemos cambiar lo que nos pasa, pero sà podemos modificar nuestra actitud y hacer sólo lo que depende de nosotros sin quejarnos de lo que depende de otros. Asà llegaremos a comprender que todos los procesos que forman parte de nuestra existencia tienen su propio ritmo y que lo que necesitamos para ser felices ya se encuentra en este preciso instante y en este preciso lugar.
(*) Periodista
Twitter: @Tel_Esperanza
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.