El abandono convierte el estadio de Maracaná en un fantasma de lo que fue
28 ene 2017
Fuente: RÃo de Janeiro, 27 (EFE).-
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En apenas unos meses, el estadio Maracaná ha pasado de ser el epicentro del mundo, como sede de las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos OlÃmpicos de RÃo de Janeiro, a estar completamente abandonado.
El abandono quedó evidente a inicios de año, cuando se conoció que aprovechando los pocos guardias de seguridad que hay en el recinto, unos ladrones robaron dos televisores y los bustos de bronce del periodista Mário Filho, que da nombre al estadio, y del ex alcalde de RÃo de Janeiro Mendes de Moraes, asà como mangueras y extintores de incendio.
Esta semana, la Justicia ordenó cortar la luz del estadio por el impago de las facturas de los últimos cinco meses, que suman unos 3 millones de reales (unos 950.000 dólares).
El Maracaná sufre las consecuencias de la gran red de desvÃos en la petrolera estatal Petrobras, el peor escándalo de corrupción de la historia de Brasil.
Muy lejos quedan ahora la final de la Copa Confederaciones de 2013, la final del Mundial de fútbol de 2014 o las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos OlÃmpicos y de los ParalÃmpicos.
Los problemas comenzaron tras finalizar los ParalÃmpicos.
El consorcio Maracaná SA, que habÃa invertido cerca de 400 millones de dólares entre 2010 y 2013 para remodelarlo completamente de cara al Mundial y los Juegos OlÃmpicos, aseguró que habÃa varios desperfectos y que no querÃa hacerse cargo de su reparación.
Aunque una decisión judicial a mitad de enero obligó al consorcio a reasumir el estadio bajo una multa de 63.000 dólares diarios si incumple la resolución, nada ha cambiado, salvo un mayor deterioro.
Pese a que no se puede entrar en el estadio ni visitar el museo que alberga en su interior, centenares de turistas llegan al Maracaná diariamente para tomar fotos delante de la estatua de Hilderaldo Bellini, capitán de la selección brasileña que ganó por primera vez el Mundial en 1958.
Muchos de los turistas que se acercan al estadio no son informados de que está cerrado y no podrán acceder al recinto.
Quienes no se quejan del cierre son los vendedores ambulantes, que precisamente se aprovechan del desconocimiento de los turistas que llegan al estadio sin saber que no lo podrán visitar.
"Viene mucha gente pensando que está abierto, incluso en la página web sigue poniendo que está abierto, y luego se llevan una decepción al ver que está cerrado", comentó el porteño Alejando Farjad.
En la misma lÃnea se pronunció el brasileño Claudio Lopes, quien hace más de 30 años vende "souvenirs" en las afueras del estadio.
"Está abandonado pero aquà afuera no nos afecta, los turistas vienen para visitar la estatua de Bellini", apuntó sin dejar de criticar la situación en la que se encuentra ´el templo´.
Fuente: RÃo de Janeiro, 27 (EFE).-
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