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Domingo 01 de enero de 2017

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Cultural El Duende

Cambio climático

01 ene 2017

Cambio Climático. Panorama de la Joven Poesía Boliviana (Fundación Simón I. Patiño - La Paz, 2009). Selección, prólogo y notas de Juan Carlos Ramiro Quiroga, Benjamín Chávez y Jessica Freudenthal

4 a.m.

Desde aquí, los árboles son plateados.

No hago más que aferrarme a la ventana,

al sentimiento que embarga la neblina que hay afuera.

Al caer la noche, la gente tuvo que huir de las calles.

Desde donde vos estás, me llamás preocupado,

pero hay distancias irresolubles entre nosotros.

Si una carretera es el espacio que separa

a dos pueblos ¿cuál es la distancia

que aparta tu mente de la mía?

Habitamos dos tierras lejanas.

Quisiera hacerte mi hijo

y cubrirte de la niebla.

Pero ¿cómo se llama este viaje

que emprendemos hace tanto tiempo?

Emma Villazón. Santa Cruz, 1983 - La Paz, 2015

Relación sobre

un ser superior

Mi perro, esta mañana, es dueño del sol.

Recostado, estrellas hacia adentro,

se disfruta y no siente el peso

de ese cuerpo que parece el aire y no es,

esa tristeza circundante y tendenciosa.

Viene de un camino más grato que el mío.

Sin política / Sin religión

y, desde luego, sin culpa.

Ya está un poco viejo,

pero tiene esa predisposición

de ir hacia la muerte

sin prisa / sin temor a despertar,

sin ganas de huir

o ser mejor.

Su ausencia de ambición

y su corazón gigante

se filtran por las estaciones

sin sentir el reloj,

por eso a veces siento

que cree ser mi amo,

pero estoy seguro que

no necesita de esa soberbia.

El patio está sitiado por el sueño

y la orden es precisa,

respirar, solo respirar.

Sergio Gareca. Oruro, 1983

Libélula

La libélula es un ángel caído en desgracia

que doma ­-incansable- en aire arisco.

La libélula es hija del helicóptero y la abeja,

curiosísima aventura.

Cuando nos presta sus ojos

podemos ver -en el día- las estrellas

que azulean.

Con el más leve sonido,

en las paredes de yeso

su escasa sombra aterra.

Vadik Barrón. Rusia, 1976

La saga

Si tú así lo deseas puedo ser tu hechicera

estar cuando me busques

desaparecer cuando ya no me quiera.

Puedo trocar este cuerpo

hacerlo más largo, más angosto, más ligero

y ponerme un vestido violeta.

Soplar el humo que me rodea

ungirme de lavanda o jazmín

si me prefieres más sensual pachoulí.

Si mis manos te molestan

fabricaré guantes de seda.

Cambiaré estas rotas sandalias

por zapatos abiertos de tacos negros

para que goces el cuidado de los dedos.

Reposaré los pies en agua tibiamente salada

un masaje de menta

convertirá lo tosco en marea

y las uñas en caramelo.

Pero supongo que no eres tan tonto

para creer todo esto.

Ni por tu amor domado

movería yo un pelo.

Adriana Lanza. La Paz, 1978

Poema curita

Tú no ves, con tus ojitos de botón,

que yo podría volarte la cabeza;

tú no escuchas,

con tus orejas de corcho,

la música que engendra mi saliva.

Tú no sientes,

con tu corazón de hormiga,

que mi corazón,

es de carne molida por tu culpa.

Y cada vez que me golpeas

ni te fijas

que los moretones

pintan un hermoso lienzo

en mi piel blanca

abandonada.

Y yo no entiendo,

cómo tú

con esos ojitos de botón,

tus orejas de corcho,

el corazón de licuadora

y tu lengua de alfiletero,

puedes tenerme así:

Empolvada y rota,

hecha jirones debajo de la cama,

con las piernas abiertas

y el vestido levantado,

la piel de porcelana y los labios de papel,

toda enamorada

chorreándome

las ganas en las bragas.

Y yo no entiendo por qué admito

que me tengas así,

si yo podría volarte la cabeza?

Jessica Freudenthal. España, 1978.

Para tus amigos: