Entre bonanza y crisis

Hay dos factores innegables que configuran la actual situación del país en materia de economía, con resultados que colocan a Bolivia entre los de mayor crecimiento en la región sudamericana, especialmente en el registro de un Producto Interno Bruto (PIB) que muestra una tendencia de estabilidad incluso en el tiempo de crisis que vivimos actualmente por las variables que se presentan en los valores internacionales de nuestras materias primas.

Hay ciertos rubros que han permitido mantener expectativas positivas de un crecimiento con algunas variables, no precisamente determinantes pero muy favorables a un proceso de estabilidad, que se sostiene por varios años gracias a una situación generada por un movimiento favorable de comercio exterior.

Según algunos destacados analistas, la economía boliviana se benefició hasta mediados del 2014 de un extraordinario contexto internacional, con altos precios para las exportaciones, lo que permitió el sostenimiento del PIB en cifra positiva, pero no se lograron otros fines como la diversificación de la economía para cambiar el cuadro de dependencia de nuestras materias primas.

De acuerdo a ciertas proyecciones para el año en curso, la economía nacional puede sostener su ritmo de crecimiento, situación que tiene respaldo de organizaciones internacionales como el FMI que prevé un 3,9 por ciento, en tanto que el gobierno augura hasta un 4,7 por ciento, la Cepal tiene el cálculo de un PIB que marcará el 4,3 por ciento. En todo caso las variables se darán en función a las transacciones que puedan cumplirse en los próximos meses en materia de inversión y posiblemente en una apertura a la inversión extranjera para impulsar proyectos de desarrollo productivo.

Los analistas marcan las diferencias entre un largo periodo de bonanza que no ha sido aprovechado adecuadamente, pero que permitió sostener las variables que se fueron presentando hasta llegar al último tiempo en que se confronta y se reconoce un periodo de crisis que afectó el presupuesto nacional y su efecto se siente en la disminución de las asignaciones a las gobernaciones y municipalidades del país, obligadas a reducir sus propios planes de trabajo y gastos públicos, además de entrar razonablemente en programas de prioridad social, anulando seriamente los proyectos suntuarios y de inversión desmedida.

Hay rubros importantes en los que con seguridad se apoyará el movimiento de nuestra economía para alcanzar el crecimiento previsto del PIB, se trata de dar impulso a la inversión pública, los programas del sector financiero, mayor dinamismo en la construcción, medidas de apoyo a la industria manufacturera, un impulso decidido al repunte de la minería y el importante aporte a los planes energéticos de electricidad y gas, como alternativas para encarar una proyección económica que enfrente la crisis y permita aprovechar la bonanza coyuntural.

Hay que concretar un panorama estructural, con las muestras y los ejemplos del Gobierno, aplicando a su ritmo financiero prudencia, seguridad, estabilidad y sostenibilidad de las finanzas públicas, sin derroche del dinero que siendo de todos los bolivianos no puede, ni debe ser malgastado.

Fuente: LA PATRIA