Martes 24 de enero de 2017
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El nuevo gobierno de los Estados Unidos está avanzando en sus primeros pasos, son los días iníciales de un proceso que puede deparar grandes sorpresas por las características de mando que imprimirá a su gestión Donald Trump, el nuevo magnate gobernante que mantiene marcada incertidumbre en todos los ámbitos políticos y económicos del mundo, sabiendo que las medidas que se apliquen en la potencia del norte tendrán mayor o menor efecto allí donde su influencia deja huellas, leves o profundas, dependiendo del grado de relaciones e intereses con que se maneja la alta diplomacia del país del norte, que puede variar en 180 grados, en relación a la política que desarrollaba Barack Obama.
El cambio en la administración estatal de Estados Unidos, generará sin lugar a dudas un remezón en su estructura, pues los republicanos impondrán su mayoría y los demócratas se afirmarán como una seria oposición a las medidas que no estén en la expectativa de una mayoría de la comunidad estadounidense.
Es natural que ambos partidos propugnan, por una parte la consolidación de un sistema económico, por el otro lado, el objetivo es el mismo pero con diferencias sustanciales en la forma de su aplicación, de ahí que una de los primeras y profundas divergencias, surgirá a tiempo de establecer prioridades en la continuidad de un modelo de libre comercio o la alternativa que se perfila de un sistema proteccionista que limitará muchas operaciones, algunas vigentes desde hace mucho tiempo, otras en curso de ejecución y muy pocas en una lista de renovación de acuerdos, especialmente con el ATPDEA, que por ejemplo, en el caso boliviano, fue suspendido al entorpecerse las relaciones diplomáticas.
Fuente: LA PATRIA