"La guerra contra el EI ha deformado las identidades de las minorÃas", aseguró hoy (ayer) a Efe Hoshyar Malo, director de la ONG Kurdish Human Rights Watch en su despacho de Erbil, capital del Kurdistán iraquÃ.
A algunas de ellas, como los yazidÃes y los kakaia, se les ha impuesto la identidad kurda para que sean aceptadas, según Malo, quien dijo que tampoco se les da espacio para que practiquen sus creencias religiosas en la región, de mayorÃa musulmana sunÃ.
Los yazidÃes, que profesan una religión basada en el zoroastrismo, son "ciudadanos de segunda categorÃa" en el Kurdistán, donde la mayorÃa de ellos está en campos de refugiados, tras huir en 2014 de la vecina área de Sinyar, cuna de esta pequeña comunidad.
"Para esas personas es muy difÃcil regresar a sus tierras porque sus casas han sido atacadas, asà como sus mujeres y hermanas", detalló Malo, en referencia a la brutal persecución que sufrieron a manos de los yihadistas, que han matado a entre 2.000 y 5.500 yazidÃes y ha secuestrado a otros miles, según datos de la ONU.
A principios de enero, las autoridades kurdas cerraron la oficina de Yazda, una destacada ONG que asiste a la comunidad yazidà en Duhuk, en el norte del Kurdistán, donde se concentran los desplazados de esta minorÃa.
Esta semana, la organización anunció que retomaba su actividad y explicó que la clausura se debió a "un malentendido", según un comunicado, pero la ONG internacional Human Rights Watch ha denunciado polÃticas discriminatorias hacÃa los yazidÃes por parte del gobierno kurdo.
Ubicada en el barrio cristiano de Ainkaua, la parroquia apoya y acoge a desplazados de las localidades de mayorÃa cristiana que fueron arrasadas por el EI en verano de 2014 en la provincia de NÃnive, fronteriza con el Kurdistán.
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