El Gobierno a través de sus ministros de área, Finanzas y Trabajo respectivamente reconoce que en el país prevalece todavía un preocupante porcentaje de desempleo que "se procurará" disminuirlo en la presente gestión de un 4,1% a la tasa de 3,2%, lo que significará en números, la creación de por lo menos 30 mil nuevos empleos.
En medios oficiales se establece que en el último tiempo se han logrado avances sustanciales en materia de atacar el desempleo con la creación de fuentes de trabajo en varios distritos, a través de unidades productivas, tanto en el sector estatal como respaldando el crecimiento de pequeñas y medianas industrias, especialmente en ramas que pueden competir con productos extranjeros
Ahí es donde surgen severas contradicciones, pues algunos seguidores del proceso laboral señalan que el porcentaje de desempleo en el país está por encima del 8% lo que muestra cierta diferencia con los índices optimistas de bajar la tasa de desempleo. El problema es que se incrementó el subempleo, como una precaria solución a la falta de empleos seguros, aumentándose de manera alarmante la cantidad de ciudadanos subempleados.
El proceso laboral en nuestro país tiene singulares variables, puesto que "disminuye el desempleo, pero sacrificando la calidad de empleo" eso significa que mucha gente decide emplearse, renunciando a una serie de derechos y beneficios incluso en el cumplimiento de horarios poco convencionales y con exceso de carga forzada para cumplir metas de utilidades. Este modelo se adecúa con mucha claridad a la actividad de los trabajadores informales.
En otro frente se rechaza la aseveración oficial de existir un respaldo a las micro y pequeñas empresas porque en los hechos centenares de esas industrias se han visto forzadas al cierre, debido al masivo contrabando de productos competitivos y la internación masiva de mercadería china que liquida a la producción nacional. Se demanda sobre este tema la actualización y drástica aplicación de sanciones para los contraventores a leyes y decretos que deberían proteger nuestra industria
Como se puede observar, la situación laboral en el país ha mejorado en función a una "mayor colocación" de trabajadores en fuentes de empleo seguras, aunque las cifras oficiales tienen variables importantes en función del crecimiento de nuestra población que hace meses atrás, según el INE, llegó a los 11 millones de habitantes, eso implica que la creación de más puestos laborales es un imperioso reto del tiempo presente, para neutralizar el efecto del subempleo y la tendencia de su ampliación en mediano tiempo si no se toman medidas severas y claras.
Para los analistas del asunto, la precariedad de empleo es parte de un aspecto perfectamente identificado por el Gobierno, dadas las circunstancias en que desenvuelven las tareas de la cotidianidad precisamente para ese sector de la informalidad que no tiene reclamos, no se moviliza en protestas sociales y se mantiene en función a intereses de personas específicas o de grupos familiares subempleados, pero con un ingreso que responde a sus necesidades, aún marginándose de ciertos beneficios sociales, cómo el de la salud pública.
El enorme conglomerado de trabajadores informales no está considerado de manera oficial, ni como parte del índice de desempleo regular, pero tampoco en el margen del subempleo que correspondería al sector, pero distorsionaría las previsiones porcentuales en la disminución del desempleo. El asunto es complejo, pero es parte inocultable de una realidad latente en materia de empleos.
Fuente: LA PATRIA
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