En su empeño por rendir al Estado para que no apruebe la extradición, no midió las consecuencias de sus actos y su falta de aprecio por el más mÃnimo sentido de humanidad salió a la luz cuando sus actos de terror trataban de ser lo más brutales posibles. En sus planes no figuraban los daños colaterales, solamente le interesaban las consecuencias, mientras más crudas mejor. Su único objetivo era que las autoridades se den cuenta que sólo apegarse a las exigencias de "los extraditables", salvarÃa a Colombia del Armagedón.
Pero no todo fueron alegrÃas, en muchas zonas de esa cuidad, castigada por una violencia cruda, hubo gente que sin ser familiares del caÃdo, lo lloraron como a tal y durante sus exequias dieron muestras de un dolor terrible, por la desaparición de quien habÃa sido durante los últimos años una especie de santo patrón generoso y querendón de los pobres.
Sucede que a principios de su carrera criminal, Don Pablo Escobar Gaviria no tenÃa como meta destrozar al gobierno colombiano a plan de bombas, sino más bien ser el hombre más rico de la historia, y a medida que lo iba logrando, llegaron junto a su fortuna oportunidades que no las habÃa imaginado antes. Como suele pasar con todos los hombres acaudalados con origen humilde, aparte de rodearse de lujos extravagantes y gastos dispendiosos, suelen hacer de la generosidad una bandera, y teniendo casi sin darse cuenta ingentes cantidades de dinero, comenzó a distribuir esa fortuna de muchas maneras entre la gente necesitada de los barrios pobres de MedellÃn.
Entre las consecuencias de aquel espÃritu dadivoso llegó su ingreso a la polÃtica que se convirtió en el principio del fin de su carrera delictiva, pero no de su fama de altruista.
Hasta el dÃa de hoy el barrio con su nombre sigue adornado con su imagen y recuerdo por doquier. Su leyenda lo ha convertido en un santo para muchos, digno de repetidos homenajes y quienes hace ya muchÃsimos años han sido beneficiados de alguna forma con sus regalos y dádivas lo siguen rememorando como el Robin Hood colombiano.
No era el único caso, RodrÃguez Gacha (El Mexicano), no era menos, por fuera de su fama de hombre cruel y sanguinario, entre la población siempre estaba la imagen del hombre al que cualquiera que necesite ayuda podÃa acudir y encontrar siempre su dadivosidad.
Luego de la última captura del Chapo Guzmán, mientras Peña Nieto y las fuerzas del orden mexicanas volvÃan a respirar con alivio, en cientos de ciudades del territorio mexicano, miles de ciudadanos salÃan con pancartas a rechazar la captura y mostrar su solidaridad con quien según ellos, es el hombre más caritativo del paÃs del tequila.
En Bolivia está a punto de suceder algo que no tiene que ver con lo delictivo en sÃ, pero mucho con lo de ganarse indulgencias con Ave MarÃas ajenas. Y es que el gobierno de Evo Morales, proclamado socialista hasta el cansancio ha optado por hacer todo lo contrario a lo que hacÃan estos imitadores del flechero de Sherwood, sacarles a los pobres para darles a los ricos.
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