Jueves 19 de enero de 2017
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Winston S. Churchill, con fino humor inglés, decÃa: "La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás". Esto es cierto: la democracia, aun siendo imperfecta y con limitaciones como toda obra humana, es el sistema que menos restringe la libertad de los ciudadanos. Por ello, el empeño es corregir una de sus debilidades: la distorsión que se percibe cuando el "gobierno de la mayorÃa" se diluye. Los inconformes de ayer pasan, entonces, a ser una renovada mayorÃa que reemplaza a la ya perdida de un partido polÃtico y de un presidente. Esto ha dado lugar a varias modalidades; por ejemplo, las elecciones parciales de medio término para renovar el Poder Legislativo en Bolivia incomprensiblemente se las abandonó hace décadas, y el referendo revocatorio del mandato de los que han perdido el apoyo ciudadano por ineficiencia y actos ilegales. como la corrupción y el desconocimiento de los derechos humanos.
El recurso de los referendos revocatorios, sin embargo, puede ser desnaturalizado cuando no se cumple una de las reglas básicas de la democracia: la limpieza de los actos eleccionarios. Esto sucede donde hay regÃmenes populistas y autoritarios. Para eludir el veredicto del pueblo se recurre al fraude o a una torcida interpretación de las leyes. Esto se agrava cuando se desconoce otro elemento esencial de la democracia: la libre participación de todas las tendencias polÃticas para reflejar la auténtica voluntad mayoritaria del pueblo. La institución del referendo revocatorio, que apunta a poner en evidencia una expresión popular predominante, es de obligatorio cumplimiento para gobernantes y gobernados.