Martes 17 de enero de 2017
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La mentira polÃtica es una evidencia inequÃvoca del comportamiento e ineptitud polÃtica para gobernar sin engañar, pues se esgrime un discurso basado aparentemente en hechos, pero que son falsos y tergiversados.
La mentira polÃtica asciende a niveles demenciales de irracionalidad cuando el mundo entero lee las deposiciones oficiales trasuntadas en informes de los tres servicios de élite de inteligencia de los EE.UU., en los cuales se afirma administrativa, estatalmente y al unÃsono, pues no hay discrepancia entre ellos, que efectivamente hubo intervención de Rusia en la informática electoral del paÃs norteamericano en las últimas elecciones, además, afirman los tres servicios de inteligencia que la penetración informática tuvo el objetivo de perjudicar a la señora Hillary Clinton, independiente de los infundios para agraviarla como mujer, esposa y candidata.
Este grave incidente producirÃa, en un mundo ideal, un cisma hasta en una democracia incipiente, sin descontar la propia consideración congresal de la anulación de la elección. No se sabe, pero se intuye la actitud de los republicanos en mayorÃa, restando dos alternativas: tomar en serio los informes oficiales de los tres servicios de élite de inteligencia y, acorde a su constitución, la intervención foránea trasuntada en los hackers rusos, decantarÃa en la invalidación de elección de Trump; la otra alternativa es aceptar la injerencia de una potencia extranjera, que no es poco, en una democracia que se jacta de las más avanzadas y aproximadas a la perfección (¿?), que todo siga igual y confinen el caso al archivo, aunque la historia no perdona.