Sólo cuando el agresor vuelva a golpear al mismo familiar en el plazo de un año podrá ser procesado por la vÃa penal y castigado con la cárcel, y eso si el agredido logra demostrar los hechos, porque la justicia no actuará de oficio en estos casos.
En la práctica, añade Davtián, el 90 % de los denunciantes, que ya de por sà son muy pocos, "finalmente no acuden a los juzgados, porque el procedimiento es muy engorroso y porque el agresor es alguien del entorno más próximo, que casi siempre comparte hogar con su vÃctima".
Los autores de la iniciativa -dos diputadas y dos senadoras de Rusia Unida, el partido del presidente ruso, VladÃmir Putin- argumentan que tan sólo quieren despenalizar las palizas que no ocasionen daño a la salud de las vÃctimas.
Un hematoma o una herida superficial no suponen daño alguno para la salud, pues son lesiones que se curan en poco tiempo, según se desprende de un discurso que como poco no tiene en cuenta las consecuencias psicológicas que pueden sufrir las vÃctimas.
Enseguida fue demonizada por los defensores de los valores tradicionales, que vieron en ella una amenaza a la familia de toda la vida, tan de moda en la Rusia actual.
No tardaron en salir a las calles -en grupos, eso sÃ, muy reducidos- para poner el grito en el cielo contra lo que llamaron la "ley del cachete" y contra la implantación en Rusia de la "justicia juvenil", que desatarÃa las manos a las autoridades para quitar custodias paternales por un simple manotazo en el culo.
La fundadora del movimiento civil "Stop violencia", Aliona Popova, recuerda que "la justicia juvenil existe en Rusia desde hace mucho tiempo, y los jueces quitan las custodias a los padres por motivos de todo tipo", por lo que de ninguna manera iba esa reforma a incrementar el número de sentencias en esa dirección.
"La descarada injerencia en la familia" por la justicia "es intolerable", dijo Putin hace tres semanas en su rueda de prensa anual, al responder a una activista que le preguntó sobre la conveniencia de acabar con una ley que permite "encarcelar a un padre por unos cachetes en el culo que el niño se ha merecido".
Pero el artÃculo 116 del Código penal que quiere despenalizar Rusia Unida no va de cachetes en el culo, ni siquiera de bofetadas, sino de "palizas" que pueden dejar lesiones como hematomas, rasguños o heridas superficiales.
Entre 12.000 y 14.000 mujeres mueren todos los años a manos de sus parejas, según datos difundidos por el Ministerio de Interior ruso en 2008, que desde entonces, pese a múltiples requerimientos de organismos internacionales, oculta bajo siete llaves la evolución de este dato.
La defensa a ultranza de los supuestos valores tradicionales se ha reforzado en los últimos años, en los que medios oficialistas han desplegado una campaña propagandÃstica en la que se presenta a Rusia como la última reserva moral del mundo cristiano, refugio para los hombres y mujeres de bien.
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